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En la pelicula que citaba antes @dawson , Orígenes secretos
Brays Efe de qué hace exactamente? De un remedo del vendedor de tienda de cómics de los Simpsons en plan seriote?
por ejemplo ayer me vi Big Brown Eyes y aunque esta bien tampoco me dejo con la boca abierta... buenos diálogos, rapidos como metralletas en la fiel tradicion screwball comedy pero un final un tanto abrupto y estupido me dejo un poco insatisfecho...
por ejemplo ayer me vi Big Brown Eyes y aunque esta bien tampoco me dejo con la boca abierta... buenos diálogos, rapidos como metralletas en la fiel tradicion screwball comedy pero un final un tanto abrupto y estupido me dejo un poco insatisfecho...
Yo creo que la comedia de Walsh en los 30 es un poco diferente a la screwball de Capra/Cukor/Hawks que son más alocadas, tienen más estructura de cuento y suelen tocar las clases altas. Tanto esta como Me and my Gal, Under Pressure o The Bowery tienen un fondo realista, con protagonistas y descripciones de la clase obrera. Está claro que coinciden con el ritmo y los diálogos, pero es que las películas de Walsh van a toda hostia muchas veces, tiene ese registro (también el melodrama reposado cuando quiere) y lo usa con muchos géneros diferentes.
A la caza (William Friedkin, 1980)
Friedkin cierra aquí su etapa de gloria cinematográfica (aunque aún le quedaría por ofrecer algún título interesante) con este extraño e imperfecto pero memorable thriller construido con elementos de toda su obra setentera: el trasfondo gay de 'Boys on the band', el realismo decrépito de 'French Connection', el tremendismo de 'El exorcista', y el retrato de almas torturadas en descomposición de 'Carga Maldita'. Y por encima de todo, la principal marca de autor de Friedkin a nivel temático: la difusa línea entre ser un héroe o un villano, llevando aquí al extremo dicha ambigüedad. Por tanto, nos encontramos ante una obra un tanto laberíntica donde todo y nada es lo que parece, de esas donde al final se dejan deliberadamente abiertas todas las incógnitas sobre los hechos acaecidos en el film, pero sin sentirnos defraudados en ningún momento. Más bien al contrario, finalizamos el visionado estimulados para usar nuestro coco en rellenar todos esos espacios vacíos que se han ido acumulando a lo largo de los 100 minutos de metraje.
En definitiva, un clásico quizá menor, pero que conserva su fuerza aún 40 años después de su estreno.
Un saludete.
Como ha empeorado la Richards...![]()