Dios, hombre y mundo tienen que ser vistos hoy [...] a la luz de la evolución. Todavía en 1950, en la encíclica Humani Generis, Pío XII quería obligar a la Iglesia y a la teología a afirmar que la humanidad entera había salido de una priemra pareja humana, con el fin evidente de mantener la interpretación literal del relato bíblico del pecado original. Estado original perfecto-pecado-redención: ¿tres etapas históricas? Como si no hubiera que distinguir aquí también entre expresión lingüística, símbolos, formas de expresión y la cosa en sí. Como si el capítulo tercero del Génersis (el relato sobre la caída del hombre) no se refiriese, en lugar de una sola primera pareja de hombre, al hombre en general. Como si hubiese habido alguna vez un mundo sin instintos y sin muerte, sin devorar y sin ser devorado.
[...]La idea -que no se halla ni en la Biblia hebrea ni en el Nuevo Testamento, sino que fue propatada por el Padre de la Iglesia san Agustín- de un pecadooriginal hereditario transmitido mediante procreación sexual (por lo que deberían ser bautizados los recién nacidos) ya no se puede mantener, aunque sólo sea por el hecho de que nunca existió una pareja humana que pecase por toda la humanidad. El teólogo Karl Schmitz dice: "La teoría clásica de la redención es prisionera de una visión estática dle mundo en la que al principio todo era bueno y en la que el mal no llegó al mundo sino a través del hombre. Esa visión tradicional de la redención como reconciliación y rescate de las consecuencias de la caída de Adán es absurda para todo aquel que conozca el trasfondo evolutivo de la existencia humana en el mundo actual."
[...] Precisamente en lo relativo a los orígenes de la vida, la biología de las últimas décadas se ha apuntado tan sensacionales éxitos que hoy se puede afirmar que la teoría de la evolución de Darwin está fundamentada físicamente y comprobada experimentalmente. [...] Sea cual fuere la explicación que se de a la transición a la vida, esa transición se basa en una autoorganización de la materia, de la molécula. Pues ésa es en realidad la causa del "ascenso" de la evolución. [...] Tras estos últimos descubrimientos de la biofísica, a la vista de esa materia que se organiza a sí misma, no se ve por qué razón haría falta la intervención de un Dios creador.
[...] Se pone aquí de manifiesto la misma problemática que en la mecánica cuántica: falta de precisión, de nitidez, casualidad en los procesos aislados. Así, se echa de ver una curiosa ambivalencia: el proceso total de la evolución biológica está determinado, dirigido, por leyes, es necesario. Pero, sin embargo, muchas veces la evolución hacia formas más elevadas se ha hallado ante una encrucijada y muchas veces la naturaleza ha recorrido ambos caminos. Es decir: los sucesos aislados son indeterminados, "casuales" en la sucesión temporal.
[...] El biofísico alemán Manfred Eigen, también Premio Nobel, formuló la tesis contraria [a Monod], compartida hoy en gran medida por los biólogos, en su libro "El juego" (1975) que lleva el subtítulo "Las leyes naturales digigen el azar". O, como escribe Eigen en el prólogo de la edición alemana de Monod: "Por mucho que la forma individual deba su origen al azar, el proceso selectivo y evolutivo es una necesidad ineludible. Y no más. O sea, no una necesaria "propiedad vital", inherente, de la materia, que determinará finalmente el curso de la historia. Pero tampoco menos: no sólo azar". ¿Así que Dios juega a los dados? "Ciertamente", responde, enlazando con Eigen, el biólogo de Viena Rupert Riedl, "pero siguiendo sus reglas de juego. Y sólo la distancia que media entre ambos extremos nos da sentido y libertad al mismo tiempo." Entonces, continúa Riedl, como explicación de la evolución, de la "estrategia de la génesis" azar y necesidad, indeterminación y determinación, y hasta materialismo e idealismo son falsas alternativas."