Hace ya casi 4 años que vendí mi 7D y todas las ópticas y me compré la G1x Mark III. Para mi nivel de exigencia y conocimiento, en todos estos años salvo momentos muy, muy puntuales, no he echado de menos la réflex.
La semana pasado he estado unos días fuera de España con la familia. Han sido 6 días en los que hemos caminado más de 25 km cada jornada. A mis edades, ir con una réflex gorda y objetivos (aunque fuera un simple TT, ya llevaba más de 1,5kg) hubiera supuesto un dolor de espalda y cuello enorme) Con la G1, si quiero la guardo y la saco del bolsillo y colgada del cuello ni me entero que la llevo.
Cierto es que ahora con los móviles que tenemos (en casa somos pro-Samsung salvo mi hija, "la artista", que tiene iPhone) se puede prescindir hasta de cámara pero me sigue produciendo mucho placer llevarme la cámara a la cara, mirar por el visor, encuadrar, ajustar el diafragma para buscar la mejor profundidad de campo, tirar de anillo de zoom,... Y eso la G1x me lo da con una ergonomía más que razonable (soy de mano pequeña) y un móvil no. Y casi solo por eso mantengo la camarilla.
Porque aunque el sensor APS-C y la óptica de la G1x siguen siendo superiores a los móviles que tenemos en casa (iPhone 14 pro no lo he comparado), lo cierto es que las diferencias se notan cuando vas buscando recortes, errores de color, nitidez extrema o efecto bokeh óptico y natural. Pero vamos, que para ver las fotos a lo sumo en un TV, o hacerte un Hoffman del viaje, con lo que sale de un móvil basta y sobra.
Lo que tengo claro es que nunca volveré a tener una réflex o similar. Los equipos mega pesados, para los frikis, los profesionales o los novatos que piensan que comprándose una réflex de 500€ y 2 objetivos de regalo y disparando en automático, van a obtener las mejores fotos de su vida.
Un saludo