
Era inevitable dada su edad, pero hubiera sido bonito poder llegar a verlo recoger el Princesa de Asturias. Qué voy a decir, fue una de las más grandes figuras de la cultura del siglo XX, innovador y atrevido como pocos en su campo, y el más impactante compositor romántico cinematográfico junto con mi añorado (san) John Barry, aunque tenía muchas otros registros en los que destacaba de igual manera.
Afortunadamente, su longevidad nos ha procurado una obra inmensa de la que poder disfrutar y admirar sin cansarnos hasta el fin de nuestros propios días. Mejor legado no pudo dejar el maestro a la vida.
D.E.P.
Un saludete.