Tangerine Dream, la esencia de lo cósmico

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Rubycon
Bueno, pues hace tiempo que quería abrir un hilo sobre este grupo alemán y su época de mayor esplendor, probablemente uno de los fenómenos más apasionantes y originales de la maravillosa (para la cultura) década de los 70. Armaos de paciencia porque va a ser un pelín ladrillo.

El caso es que descubrí a este grupo a una edad bastante tardía, teniendo en cuenta su enorme (y merecida) fama dentro el mundo de la música electrónica. En concreto fue en la primavera de 2005, cuando ví que Luis Delgado (músico español todoterreno, en el amplio y verdadero sentido de la palabra) iba a dar un concierto sobre clásicos de la música electrónica en el Planetario de Madrid. En el repertorio, se incluyó el tema “Rubycon part 1”, perteneciente al disco homónimo. Como siempre había oido hablar de este grupo, pero nunca me había interesado en demasía (aún tenía bastantes frescas las gloriosas sensaciones de haber visto a Kraftwerk el año anterior), me hice con ese disco y el anterior, “Phaedra”, de 1975 y 1974 respectivamente.

La primera escucha fue agradable, pero no sentí nada especial, aunque me llamó la atención el parecido de ciertos pasajes de “Rubycon” (más bien ciertas texturas sonoras relativas a las secuencias) con el disco “Oxygene 7-13” de Jean-Michel Jarre. El caso es que seguí escuchando ambos discos durante los siguientes días, semanas, meses, hasta convertirse en algo casi obsesivo para mí. Entonces empecé a indagar sobre la historia del grupo, y lo más importante, tomé contacto con las grabaciones (unas caseras y otras no tanto) de los conciertos del grupo durante la época comprendida entre 1974 y 1976, la de mayor fertilidad creativa del grupo. En mi opinión, fue una racha creativa fugaz, pero de tal intensidad y genialidad que cambiaría la música para siempre. En esos años, los miembros del grupo eran Edgar Froese (fundador del grupo, y el único que sigue en él hoy día desde el principio), Christopher Franke, y Peter Baumann.

El caso es que, en “Phaedra”, el disco que hizo saltar a la fama al grupo, Christopher Franke tuvo la genial idea de usar sonidos graves de sintetizador controlados por un secuenciador a modo de percusión y arpegio melódico al mismo tiempo, aplicándoles diversas reverberaciones y manipulaciones en tiempo real de las notas, cambiando continuamente los patrones de notas y alternando distintos compases, resultando de todo ello una rítmica hipnótica aderezada por el Mellotron, órgano, guitarra y sintetizadores de Edgar Froese y Peter Baumann. Para el resto de teclados también se usarían diferentes efectos de sonido contribuyendo a crear ese ambiente entre lo espacial y lo onírico/psicodélico. Para mí, las dos piezas angulares del disco son el tema que da título al álbum (aunque la parte no rítmica en mi opinión flojea y se vuelve muy pesada, especialmente hoy día), y “Movements of a visionary”, con dos patrones de secuenciador que suenan al mismo tiempo, cambiando constantemente de timbre y de ataque, mientras de fondo suena un órgano ¿Hammond?, pasado por alguna unidad de efectos que lo “fantasmagoriza” y le cierta una cualidad etérea.

Parece ser que Franke, que había sido percusionista, llevaba un tiempo queriendo imitar los patrones de ritmos percusivos africanos con el secuenciador y el sintetizador, dando lugar a las gloriosas secuencias que darían fama al grupo, y crearían todo un estilo de música electrónica, la llamada “Escuela de Berlín”. La influencia de esta gente llegaría hasta los mismísimos Jean-Michel Jarre y Vangelis, que usarían su dominio de la producción musical para atribuir a este estilo una cualidad melódica de la que carecía Tangerine Dream. El grupo alemán, lejos de preparar temas con una estructura convencional, basaba su método compositivo en la improvisación, que aplicará con todas sus últimas consecuencias, buenas y malas, en sus actuaciones en directo.
En 1975, se publica “Rubycon”, que es más de lo mismo de “Phaedra”, solo que infinitamente más pulido, llegando el grupo con este disco a la cumbre de su carrera, al menos en cuanto a álbumes de estudio. La primera parte empieza con una parte tranquila con sonidos casi paradisiacos y acuosos, anticipando la estética “ambient” tal y la conocemos hoy día. Esta parte da paso a una secuencia misteriosa, constantemente cambiante en timbre y ritmo, y adornada con cuerdas de Mellotron, pianos distorsionados y diversos efectos de sonido. Como curiosidad, esta fue la parte que tocó Luis Delgado en su concierto, aunque de manera muy chapucera y a años luz de la original. En cualquier caso, esta parte es una puñetera gloria para los oidos, una de las más apasionantes experiencias de trance musical que se pueden experimentar.

La segunda parte del disco, comienza con una especie de versión de la música de Ligeti usada por Kubrick para las apariciones del monolito en “2001”, a cargo de oscurísimos coros de Mellotron. Tras esta introducción, se sucede una vertiginosa secuencia completamente cósmica, de esas en las que es imposible no imaginarse volando en una nave espacial por el espacio. De hecho, la comparación con “2001” no es casual, hace años hice la prueba de poner “Rubycon part 2” al mismo tiempo que el último segmento del film, y mi sopresa fue que prácticamente se sincronizaban, los coros duraban exactamente lo mismo que tardaba Bowman en introducirse en salir de la Discovery y lanzarse hacia el monolito, mientras que las imágenes psicodélicas del mismo entraban al son de la parte rítmica del tema. No sé si el grupo haría este tema intencionadamente como música alternativa para el film, pero resulta apasionante verlo.

Por otro lado, paso a comentar los conciertos. Este grupo tenía la curiosa costumbre de actuar en sitios poco “adecuados” para música de vanguardia tecnológica como catedrales, teatros, o incluso anfiteatros romanos. Puede resultar pintoresco, pero hay que tener en cuenta que Tangerine Dream, como ya he dicho, improvisaba sus conciertos, nunca hacían 2 conciertos iguales, y además lo hacía de una manera muy semejante a la manera en que se toca la música clásica hindú y del medio oriente. Por ejemplo, la música clásica hindú se basa en los ragas, que son una serie de diferentes normas melódicas y rítmicas según el raga, que permiten a los intérpretes improvisar melodías sobre la marcha (basándose en unas escalas prefijadas), hacer cambios rítmicos en casi perfecta comunicación con el percusionista , etc. Los ragas, al menos los que yo he escuchado, suelen empezar con una larga parte donde el solista improvisa con su instrumento de manera muy tranquila, hasta que llegado a cierto punto, se va introduciendo poco a poco la percusión hasta llegar, normalmente, a una explosión rítmica y melódica final. Tangerine Dream utilizaba un esquema similar en sus conciertos, partes muy tranquilas al principio, usando efectos de sonido y pads de sintetizador, órgano y Mellotron, hasta llegar progresivamente a una parte rítmica culminando con un clímax “secuenciado”. Desconozco la verdadera influencia oriental en el grupo, y más en aquella época, pero tratándose de un grupo nacido de ciertos ambientes “hippies”, creo que estas similitudes son buscadas.

No deja de ser sorprendente que un grupo que hacía música con la más alta tecnología del momento, tuviese sus bases en maneras milenarias de hacer música, además con toda la cualidad artesanal que forzosamente ofrecían los sintetizadores analógicos de la época, cuando lo más parecido a una automatización eran los pasos del secuenciador, y había que crear y afinar los sonidos del sintetizador a mano cada vez que éste se encendía (a mediados de los 70 aún no se había incorporado ningún sistema de memorizar sonidos para los sintes). Para mí, aficionado a las músicas antiguas y tradicionales, es uno de los mayores encantos de este grupo. Esa conexión con el mundo antiguo a través de una música artesanal que pudimos ver también los que asistimos a los concierto de Jean-Michel Jarre el año pasado, recreando el “Oxygene” con instrumentos de la época.

Entre los conciertos más destacados de Tangerine Dream que he podido conseguir (afortunadamente hay mucho material “disponible” de esa época, con mayor o menor calidad de grabación), están el del Royal Albert Hall de Londres el 2 de abril de 1975 (que suena con una frescura y atemporalidad apabullante aún 34 años después), y el del auditorio Paul-Emilie Janson en Bruselas, el 9 de febrero de 1976. Ambos me parecen tan buenos o incluso mejores que los álbumes “Phaedra” y “Rubycon”, especialmente el del Royal Albert Hall, que contó con la colaboración de Michael Hoenig en sustitución temporal de Peter Baumann. Hoenig sacaría en 1978 su propio disco al estilo Tangerine Dream con el nombre de “Departure from the Northern Wasteland”, reutilizando brevemente algunas notas del concierto del Royal Albert Hall. En el concierto de Bruselas, son destacables las partes a cargo de un piano clásico combinado con sonidos sintéticos de "naturaleza/ciencia ficción", o el “bis” final donde una secuencia planeadora de sintetizador es acompañada con improvisaciones a cargo de un piano eléctrico tipo Fender Rhodes y el sonido de flauta de Mellotron.

Son curiosas además las evoluciones del grupo según iban pasando los meses, a principios de 1976 empezaron a utilizar cada vez más percusiones, ya fuesen electrónicas o acústicas, y guitarras eléctricas (éstas últimas a cargo del insufrible arte de Froese con el instrumento), decantándose por una estética musical más cercana al rock progresivo, que a mi modo de ver interrumpió para mal el desarrollo del estilo cósmico que hasta entonces llevaba el grupo.

En discos posteriores, se potenció la estética rock/pop progresiva, quedando las secuencias relegadas a no muy extensas apariciones, aunque siempre destacables gracias al arte de Franke, que hasta hoy nadie ha conseguido igualar entre los seguidores del estilo “Berlín”. Muchos de vosotros conoceréis a Tangerine Dream como el grupo que perpetró la “otra” BSO de “Legend”, que sustituyó a la original de Jerry Goldsmith en EEUU. Para entonces, el grupo estaba ya muy lejos de la genialidad que demostró en el estudio y los escenarios 10 años atrás.

Peter Baumann se fue del grupo en 1977, tras grabar la BSO de la peli “Sorcerer” (“Carga maldita”) de William Friedkin (muy recomendables ambas), Franke hizo lo propio en diez años después, para acabar encargándose posteriormente de la música de “Babylon 5”. Ahora el Tangerine Dream lo conforman Edgar Froese, su hijo Jerome y una panda de músicos que hacen lo que pueden para mantener vivo al grupo.

La verdad es que tenía cierta esperanza de que el “revival” de “Oxygene” que hizo Jarre el año pasado animase de alguna manera a Froese, Baumann y Franke a reunirse para hacer un concierto de Tangerine a la antigua usanza, con sintes analógicos, Mellotron y demás parafernalia sementera. Pero me da a mí que, como mucho, habrá que conformarse con que nos visite algún intérprete guiri de este género musical “berlinés”, como Gert Emmens y Ruud Heij (aunque me consta que hay españoles que también lo practican, como el canario Javi Cánovas).

En fin, si habéis llegado hasta aquí, muchas gracias por haber aguantado este coñazo.

Un saludete.
 
Yo soy muy fan de los TD, pero esencialmente los discos que siempre escucho de ellos son los primeros "Zeith" (rarísimo y sensacional), "Atem" y luego los mejores y más clásicos: Los de su etapa con el sello Virgin (1974-1983), algunos de los cuales considero verdaderas piezas maestras, los imprescindibles: "Ricochet" , "Stratosfear", "Encore" , "Cyclone" (que incluye incluso piezas cantadas, inusual en ellos!)o "Force Majeure"...A partir de ahí con la entrada y salida de nuevos componentes (Paul Haslinger p.ejm) su obra se vuelve mucho más irregular y para mi menos interesante, con discos muy facilones y comerciales como "Lily On The Beach"...Y es que tienen una discografía tan inmensa, especialmente en los últimos quince años, que a veces puede llegar a agobiar (tambien porque a veces, especialmente con la entrada de Jerome Froese, se vuelven piezas muy de "piloto automático"). De los últimos años me quedo con "Mars Polaris","Jeanne D´Arc" e "Inferno"...Aunque ninguna de ellos nunca alcanzó los niveles de su etapa citada
 
Rubycon, y en especial su segunda parte, me parece de lo mejor de la escuela berlinesa. El trabajo de secuenciador es soberbio, puro trance hipnótico. Phaedra, su antecesor, lo encuentro soporífero en alguno de sus pasajes. Más asimilable y 'comercial' que estos dos es Stratosfear, el cual presenta un mayor dinamismo y riqueza melódica, en contraposición a la oscuridad y trascendentalidad de los otros.

Por otra parte, uno de los que encuentro más interesantes es Zeit (1972), álbum puramente atmosférico que podría considerarse como una de las esencias del minimalismo. Lo grande de esta obra esquiva y abstracta, a mi juicio inspirada en las tonalidades electrónicas de Planeta Prohibido, es aquello que no se percibe hasta entrar en sintonía con ella.

Del periodo setentero también destacaría Force Majeure (1979) y Tangram (1980), el primero con claras influencias Kratfwerkianas. Ambos son continuadores de la línea propuesta en Stratosfear, que, de un modo u otro, viene a ser la antesala de lo que en buena parte sería la música electrónica en los 80.

Aunque pasó fugazmente por el grupo durante sus inicios, no puedo olvidarme de nombrar a Klaus Schulze, el otro gran pilar de la Escuela Berlin y la música planeadora. Para mi gusto, superior a TD (no he escuchado nada de estos que supere a Timewind ni a Mirage).
 
Como dices Jimbo, Klaus Schulze ya es un crack que colaboró con ellos en "Electronic Meditation" pero que merece un post él solito...

Luego están los TD en su vertiente música de cine, tambien tienne una gran cantidad de trabajos firmados, entre ellos mis favoritos: "Sorcerer", "The Keep", "Wavelenght" y "The Park Is Mine"
 
Jimbo, ¿has escuchado los conciertos que he mencionado? A mí la verdad es que gustan más los TD de aquella época que la música de Schulze del mismo periodo. La complejidad de las secuencias que ejecutaba Christopher Franke creo que no las tiene "Timewind". He escuchado la BSO de "The Keep", y si bien tiene un comienzo magnífico, enseguida la cosa se estropea cuando entran los ritmillos de batería y los sonidos de "sinte" de baratillo. Ahí se echa en falta la mano de Peter Baumann con los unidades de efectos para "texturizar" los sonidos, algo tremendamente importante en la música electrónica, especialmente si haces una música que quiera sonar ambiental o evocadora.

Un saludete.
 
Pues no he escuchado ningún concierto de TD. Schulze también tiene bastante material de esa época (75-77) aparte de los álbumes oficiales que salieron en aquel momento. Y precisamente, en cuanto a lo que dices sobre texturizar el sonido y a hacer música evocadora, son justo los dos que cité anteriormente buenos ejemplos de eso.

Yo diría que la música de TD (Rubycon, Phaedra) se caracteriza por su brío e inciativa, es más directa, mientras que la de KS (Timewind, Mirage) evoluciona de manera más lenta y sutil, es más profunda, difusa, triste, y evocadora. De tal modo que acaba generando un efecto hipnótico más intenso. No en balde, cada corte sobrepasa de los 30 minutos. En fin, son apreciaciones personales.
 
Juer tío, pues ya estás tardando en conseguirlos, los puedes tener de manera "conseguible" en un santiamén :disimulo, si gustas te mando un mail ;). Son auténticas joyas que a mí me han tenido enganchado día sí día también durante meses :enfermo, pues tienen una complejidad y una cantidad de detalles alucinante para ser una "improvisación".
. No tienen nada que ver con lo que se puede escuchar en los álbumes oficiales en vivo de aquella época, "Ricochet" & "Encore". De hecho, éstos me parecen un insulto a la inmensa explosión creativa que el grupo tuvo en aquellos conciertos.

En el caso de Schulze, "Mirage" lo escuché hace unos días, y la verdad es que no me dice nada especial, prefiero el "Timewind". Por lo que veo, a tí te gusta más la vertiente "ambient" de la escuela de Berlín ;). A mí me gusta más la vertiente rítmica.

Un saludete.
 
Debe ser como me pasó a mí con KS, cuando 'encontré' la edición de 50 CDs repleta de material anteriormente inédito. Nada que ver con el exíguo número de álbumes que fueron publicados en la época. Miraré lo de TD.

Digamos que Mirage entra de lleno en la música planeadora. Es una concepción a base de capas y envolventes, creando una estructura nebulosa, con un fluir y una progresión lentos pero sin pausa. Todo eso es lo que a mí me maravilla y me sumerge totalmente.

En esa línea anda el segundo corte de Timewind, Wahnfried 1883. Una obra maestra absoluta, y eso que ese álbum me gustó más por el primero, Bayreuth Return, cuando lo conocí. Y ojo, que este no es moco de pavo. Aunque prefiero la versión (Echoes of Time) que viene en la última reedición, más lenta y sin ese final abrupto que siempre me ha desconcertado.
 
Aunque es un tanto off-topic, te comento una noticia que me ha alegrado el día. Resulta que acabo de enterarme de que en enero ha salido una edición especial de 2 CDs de la banda sonora de Golpe en la Pequeña China (John Carpenter & Alan Howarth). Entre los temas inéditos respecto al disco que salió en la época, está incluído ¡Por fin! uno de los mejores tracks de la pelí, que es el de la escena del secuestro en el aeropuerto.

Hay una muestra que se puede escuchar aquí: http://www.lalalandrecords.com/BTLC.html (Abduction At Airport)

Desde luego, es innegable que tiene bastante sabor a Tangerine Dream.

:dobleok :dobleok :dobleok
 
Respuesta: Tangerine Dream, la esencia de lo cósmico

Refloto el post para rectificar una afirmación anterior que hice, y que ahora me da vergüenza leer: el álbum "Ricochet" es una puñetera maravilla, a la altura de "Phaedra" y "Rubycon". Aunque por desgracia, está muy lejos de reflejar lo que eran los conciertos de Tangerine Dream a mediados de los 70. No solo por ser una especie de resúmen construido a base de trocitos de conciertos, sino porque tiene toda la pinta de ser un álbum muy retocado en estudio.

Daría lo que fuese por poder vivir un concierto de TD en el mismo estilo y con la misma calidad que aquellos años :mutriste .

Un saludete.
 
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Respuesta: Tangerine Dream, la esencia de lo cósmico

Yo los conocí con 18 años cuando un compañero de trabajo me pasó Logos Live y Live Miles. Desde entonces me gusta mucho su música, y en el trabajo paso mucho tiempo escuchando estos discos.
 
Respuesta: Tangerine Dream, la esencia de lo cósmico

Ayer estuve viendo el documental de la BBC 'Krautrock: the rebirth of Germany'. Se trata de un interesantísimo programa de una hora que hace un retrato conciso, pero efectivo, del ambiente musical y social de la Alemania de finales de los 60 y principios de los 70. Se centra obviamente en el rock progresivo alemán de la época, así como en la incipiente música electrónica que se fraguaba entonces en Berlín, Munich y Colonia/Düsseldorf. Cuenta con entrevistas a algunos de los músicos más representativos del periodo, entre ellos Edgar Froese de Tangerine Dream, Klaus Schulze, Michael Rother o Wolfgang Flür (los dos últimos ex-Kraftwerk).

Quizá sea algo criticable la postura que mantienen algunos de estos músicos de que ellos trataron de crear un estilo propio y alejarse del rock anglosajón. En parte es cierto, y de hecho consiguieron crear un estilo musical completamente nuevo y con personalidad propia. Pero cualquiera que escuche discos de esos grupos se dará cuenta enseguida de que su música deriva claramente de la psicodelia y el rock espacial o progresivo que se practicaba en Inglaterra y EEUU durante aquellos años. Joder, si incluso Schulze ha dedicado trabajos suyos a Syd Barrett y otro músicos anglosajones ...

En cualquier caso, es un documental fascinante y fácilmente conseguible por ahí con subs en español (argentino, eso sí). Lo cual me hace cagarme fuerte en los cabrones que editaron el fabuloso documental de 3 horas 'Kraftwerk and the electronic revolution', en inglés sin subs de ningún tipo, salvo cuando hablan en alemán. En él, además de hablar del grupo insignia alemán, se hace un repaso más a fondo de la escena progresivo-electrónica berlinesa de los 70. Mira que lo intento, pero el inglés hablado aún se me resiste ...

Un saludete.
 
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