A ábalos le estoy cogiendo simpatía porque sé que al final de la pelí es el típico malo que muere de la peor manera, hundiéndose en arenas movedizas, atrapado en el fuego, comido por la marabunta, destrozado por las hélices de un avión, devorado por las pirañas, bueeeno, hay muchas formas, pero morir muere. Es el sheriff de nottingham. Al final esos malos exagerados, gustosos de aspavientos, mohínes y grandilocuencias, sabes que son de mentira, que son gente necesitada de cariño que buscan el reconocimiento que no tuvieron de niño. Un malo que quiere estar en todas las maldades, que quiere soltar la maldad más grande, tiene que qué haber tenido una niñez apartada, desdeñada, triste. Primero siento el reconocimiento, del reconocimiento reconozco la pena, de la pena peno la suya, de mi pena llega mi comprensión, de mi comprensión el perdón, mi disculpa ante tanta tontería.
Porque al final muere, porque siempre fue el tonto. Se esfuerza por parecer el más malo y no le mandan sobre. Sabéis que es eso para un niño con el que nadie quería jugar en el patio? Llora, se seca las lágrimas, sale y dice que madrid es lo más parecido a una dictadura. Toma ya, ahí os quedáis. Eso es lo que queréis de mi? Que alguien le diga que lo quiere antes de morir en una ola de calor fundido con el asfalto creyendo que nadie lo ha querido nunca.
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