Atreyub
En busca y captura
Respuesta: Películas que vais viendo en casita
Una espinita más que debía haberme sacado hace muchísimo tiempo. ¡Como me alegro de haberlo hecho!.
(The Third Man, Carol Reed, 1949)
La lástima de ver una película como esta en estos tiempos que corremos es que el suspense que pueda contener se queda en menos de la mitad pues ya desde el cartel y los títulos de crédito iniciales te desvelan quien es el fallecido Harry Lime. Pero aún sabiendo casi gran parte de la película habiendo leído poco de ella es bien cierto que da igual, ella sola se basta y se sobra para mantener el interés, el suspense y la tensión en cada uno de los momentos del metraje.
Porque no me negaréis que aún sabiendo quien se oculta tras esos pies, en plena oscuridad, acariciado por un gato afectuoso, cuando un foco nos descubre su rostro, ese momento, ese preciso instante, contiene más cine que muchísimos títulos juntos. Carol Reed logra sacarse de la manga una historia (procedente previamente de la mano de Graham Greene, claro está) repleta de recovecos, intrigas, muertos que ocultan lo que no son, personajes siniestros (Ernst Deutsch como el Baron y Siegfried Breuer como Popescu son los más acertados) y un amor un tanto almidonado (quizás la parte menos interesante del relato) junto con un héroe de novela barata (casualidades de la vida, él es escritor de novelas) que no dudará en esclarecer las causas de la muerte de su amigo.
Aunque tengo que reconocer que Cotten es bastante soso y sus dotes interpretativas son un tanto mecánicas no se puede negar que hay cierta química con su partenaire femenino, una Alida Aldi interpretando aquí a una ilegal rusa en una Viena ocupada de postguerra, dividida en cuatro zonas, una controlada por cada sector aliado, y con un control conjunto del centro de la ciudad. Sin olvidar a Trevor Howard, un excelente secundario, que hará aquí del Mayor Calloway, quien quiere dar caza al siniestro Harry a causa de sus trapicheos con el tráfico ilegal.
No se puede negar que la película mantiene nuestro interés por varias razones. El suspense es en todo momento acorde a las circunstancias, las escenas de acción son realmente vistosas (sobre todo las que suceden en las cloacas de Viena, con una parte final digna de encomio), la fotografía (galardonada merecidamente con el premio de la Academia) consiguen crear una Viena lujosa por el día pero tremendamente triste y siniestra de noche, repleta de rostros mirones y amenazantes (la perspectiva lo es todo) haciendo que las calles sean callejones infestados de inseguridad y que la cloaca sea un laberinto mortal. ¡Ah! y mención aparte a la pequeña escena donde el pequeño Hansel, con su inocencia, crea de la nada una acusación hacia Cotten como causante de un asesinato. Esa pequeña persecución que viene después es todo un acierto.
Pero no puedo olvidarme de los 5-10 minutos de gloria para un inmenso Welles. Su presentación en escena es el cine más absoluto pero su diálogo en la noria (escena clave) es de los mejores de toda la película. Perverso, pérfido y sin remordimiento alguno crea un diálogo excelente, consiguiendo crear una tensión malsana ante la supuesta idea de matar a su amigo arrojándolo al vacío. Si encima le añadimos la persecución e huída por las alcantarillas conseguimos uno de los personajes más interesantes y llamativos del séptimo arte.
Le encuentro un único pero. La BSO. El único tema de Antón Karas es realmente melódico, precioso al oído pero me hubiese gustado una variedad de melodías y versiones para la película pues en muchos momentos crea una situación extraña pues quita la tensión a la película cuando no debería hacerlo. Por lo demás un lujo, sí señor.
Lo mejor: Orson Welles y la persecución final en el alcantarillado.
Lo peor: Que no haya más variedad en la BSO.
Una espinita más que debía haberme sacado hace muchísimo tiempo. ¡Como me alegro de haberlo hecho!.

(The Third Man, Carol Reed, 1949)
La lástima de ver una película como esta en estos tiempos que corremos es que el suspense que pueda contener se queda en menos de la mitad pues ya desde el cartel y los títulos de crédito iniciales te desvelan quien es el fallecido Harry Lime. Pero aún sabiendo casi gran parte de la película habiendo leído poco de ella es bien cierto que da igual, ella sola se basta y se sobra para mantener el interés, el suspense y la tensión en cada uno de los momentos del metraje.
Porque no me negaréis que aún sabiendo quien se oculta tras esos pies, en plena oscuridad, acariciado por un gato afectuoso, cuando un foco nos descubre su rostro, ese momento, ese preciso instante, contiene más cine que muchísimos títulos juntos. Carol Reed logra sacarse de la manga una historia (procedente previamente de la mano de Graham Greene, claro está) repleta de recovecos, intrigas, muertos que ocultan lo que no son, personajes siniestros (Ernst Deutsch como el Baron y Siegfried Breuer como Popescu son los más acertados) y un amor un tanto almidonado (quizás la parte menos interesante del relato) junto con un héroe de novela barata (casualidades de la vida, él es escritor de novelas) que no dudará en esclarecer las causas de la muerte de su amigo.
Aunque tengo que reconocer que Cotten es bastante soso y sus dotes interpretativas son un tanto mecánicas no se puede negar que hay cierta química con su partenaire femenino, una Alida Aldi interpretando aquí a una ilegal rusa en una Viena ocupada de postguerra, dividida en cuatro zonas, una controlada por cada sector aliado, y con un control conjunto del centro de la ciudad. Sin olvidar a Trevor Howard, un excelente secundario, que hará aquí del Mayor Calloway, quien quiere dar caza al siniestro Harry a causa de sus trapicheos con el tráfico ilegal.
No se puede negar que la película mantiene nuestro interés por varias razones. El suspense es en todo momento acorde a las circunstancias, las escenas de acción son realmente vistosas (sobre todo las que suceden en las cloacas de Viena, con una parte final digna de encomio), la fotografía (galardonada merecidamente con el premio de la Academia) consiguen crear una Viena lujosa por el día pero tremendamente triste y siniestra de noche, repleta de rostros mirones y amenazantes (la perspectiva lo es todo) haciendo que las calles sean callejones infestados de inseguridad y que la cloaca sea un laberinto mortal. ¡Ah! y mención aparte a la pequeña escena donde el pequeño Hansel, con su inocencia, crea de la nada una acusación hacia Cotten como causante de un asesinato. Esa pequeña persecución que viene después es todo un acierto.
Pero no puedo olvidarme de los 5-10 minutos de gloria para un inmenso Welles. Su presentación en escena es el cine más absoluto pero su diálogo en la noria (escena clave) es de los mejores de toda la película. Perverso, pérfido y sin remordimiento alguno crea un diálogo excelente, consiguiendo crear una tensión malsana ante la supuesta idea de matar a su amigo arrojándolo al vacío. Si encima le añadimos la persecución e huída por las alcantarillas conseguimos uno de los personajes más interesantes y llamativos del séptimo arte.
Le encuentro un único pero. La BSO. El único tema de Antón Karas es realmente melódico, precioso al oído pero me hubiese gustado una variedad de melodías y versiones para la película pues en muchos momentos crea una situación extraña pues quita la tensión a la película cuando no debería hacerlo. Por lo demás un lujo, sí señor.
Lo mejor: Orson Welles y la persecución final en el alcantarillado.
Lo peor: Que no haya más variedad en la BSO.