- Eragon.
Un claro ejemplo de como querer adaptarlo todo a la pantalla cuando el libro tiene éxito. Y no se puede ni se debe. Porque es realmente mala. Aparte de que peor momento no pudieron escoger, cuando el espectador estaba hasta el culo de tantos títulos clónicos, de batallitas de mercadillo, con decorados dignos de Scorpion king, historias que intentan desesperadamente imitar las gracias y mieles de ESDLA y actores que intentan parecer épicos cuando ni medio llegan (Malkovich se supone que hace de rey malvado y perverso. Al menos eso intenta hacerme creer. El pobre no lo consigue. Lástima).
Si encima le añadimos chorradas múltiples (versión femenina del dragón, sólo que aquí, en vez de Paco Rabal aquí es ventrilocua... ¡habla con la mente!), brujos que parecen señoras viejas, niños magos de veinte duros, un mundo pobre en folklore y sin un ápice de interés por ofrecer algo medio decente, todo pasa porque sí, porque tiene que pasar, ni medio segundo en darle algo de empaque, aparte de unos efectos especiales realmente esperpénticos. Y eso que he ido con la mente en blanco y ver si esto podía tener ojos y cara. Si llego a ir con el chip activado de querer crujirla con todas las ganas no sé que hubiese pasado.
No, ahora en serio, no vale la pena. Y está claro que querían convertir esto en trilogía. Miedo.