Es realmente encomiable el tratamiento que Assayas ofrece del mayo francés. Un tema que en manos de cualquier otro podría haber acabado apestando a nostalgia poética y bochornoso ideario social; más en los tiempos que corren. Assayas lo esquiva, y magistralmente ofrece un retrato veraz del compromiso político juvenil del momento. Pero en todo momento desde la perspectiva adolescente, de sus ilusiones, esperanza e idealismo. Esto nos lleva a que en muchos casos todas estas cuestiones tiene que ver más con la rebeldía juvenil y el fraguar de una madurez tanto personal como social, que con una verdadera identidad política de los mismos. Existe una mirada comprensiva y positiva, pero tampoco esconde muchas de las zozobras de esta misma generación. Su confusión ideológica, su compromiso en muchos casos rozando el fanatismo, la pérdida de la inocencia en manos de la vida real. En ocasiones se percibe una enorme mala leche sobre muchos de los dogmas de fe sobre los que se ha construido la identidad del mayo francés, a día de hoy todavía tan alabado... en ese sentido al igual que la famosa "résistance", de la que hay más marketing que realidad -expertos son los gabachos en estas lides-, el fresco de la juventud compremetida de la época ofrece una de cal y otra de arena, lo que aporta un discurso muy lúcido. Y visualmente Assayas sigue muy en forma, en esta el trabajo de cámara y dirección es magistral. Para variar.