Magneto, te cuento una historia real como la vida misma.
Richard Branson, el multimillonario creador de Virgin, era un chaval pobre con inquietudes empresariales cuando comenzó sus negocios. Vivía en una barcaza anclada en Regent's Canal, en el norte de Londres, con su novia, cuando este modo de vida aún no era chic. El caso es que la empresa empezó a ir bien, y luego muy bien, y la novia le dijo que estaba harta de vivir como pobres, y que con el dinero que ahora tenía había que cambiar de residencia. Así que Branson compró una pequeña mansión, le dejó su barca a su mejor amigo y se mudó con su novia.
Tres meses después, ésta le dejo y se marchó con el susodicho mejor amigo a... la barcaza del canal.
Branson aprendió la lección. En una entrevista posterior afirmó que las mujeres, a) o saben muy bien lo que quieren (aunque puedan ser estúpidas) o, b) no tienen ni la menor idea (incluso las muy inteligentes). El caso es que, desde entonces, él se dedico a hacer lo que le apetecía sin preocuparse de su media naranja.
Sin esforzarme mucho conozco varios ejemplos de libro de esta teoría en la vida política y social de la España actual.