Otro aspecto muy destacado, y que ha sido especialmente recalcado por la ministra Belarra, es el "fin" del síndrome de alienación parental, que se ha utilizado en casos de divorcio para justificar que la madre había manipulado al menor para ponerlo en contra de su padre. Esta argumentación quedará prohibida y no podrá aparecer en las sentencias judiciales.
La ley refuerza el carácter imperativo para que se suspenda el régimen de visitas cuando haya una orden de protección por casos de violencia de género o por haber sufrido o presenciado el maltrato. "Un maltratador jamás será un buen padre", ha sentenciado Belarra.