Ropit
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Respuesta: "Drive", de Nicolas Winding Refn
Venga Troy, lee a Pornosawa desatado (vía Focoforo), conste que yo estoy como tú en ésta (aunque Drive debería ser muy tuya por aquello de "lo formal"), pero me ha dado motivos sobrados para volver a verla, además de los fogonazos que sí me vienen como comenta Fell.
Venga Troy, lee a Pornosawa desatado (vía Focoforo), conste que yo estoy como tú en ésta (aunque Drive debería ser muy tuya por aquello de "lo formal"), pero me ha dado motivos sobrados para volver a verla, además de los fogonazos que sí me vienen como comenta Fell.
Todavía recuerdo como un idiota reconocido, Ezcritor, puso una entrada en su blog llamando al realizador de la megalómana Valhalla Rising "peor director de la historia". Habiendo visto la película, la cosa era poco menos que exagerada...pero el comentario de Rafaelito, de profesión huelebragas ajenas (no da para más), me puso sobre aviso: si algo lo odiaba este idiota DEBÍA SER MUY MUY BUENO. Mi visión de Bronson, desigual como pocas, confirmó que Refn es un cineasta con una visión muy determinada de la autoría, tendiente al cine perceptivo (y esto es puro cine oriental con el cagan blandito los de Cahiers...) y con una capacidad de cambio de estilo acojonante.
Drive confirma que es un autor TOTAL, y me importa una mierda que reivindiquen el libro como ingenioso, o algún giro recurrente...porque aquí lo que apabulla, lo que se te cae la baba al suelo, es con la puesta en escena.
Primero, lo ha dicho veinte veces Nacho aquí, es una película subjetiva, de percepción, pero no con parámetros -no la caguéis- de fiction - non fiction al estilo de lo que hace Aranofsky o el toli de Lacuesta. Esta película es una cruzada moral en el sentido del Bresson de Pickpocket (bien pillado Treikovsky!) o su espíritu deglutido en Taxi Driver. Lo confirma el diálogo con la Hendricks -que tiene tanto culo que valdría para un remake de Amacord como mujer deforme- donde el protagonista si mi recuerdo no falla hace un diálogo moralista, de llanero solitario. He aquí un John Wayne al volante en Los Ángeles dispuestos a desfacer entuertos a través del asesinato de la corrupción. Incluso la escena de la palanca de cambios y el diálogo de las ruedas puede llegar a sugerir la impotencia del protagonista, pero para la empanada freudiana necesitaría dos o tres revisiones.
Para mostraros la densidad de la puesta en escena, no poco hitchcockiana (del bueno, antes que chocheara...), os descifro la escena del asesinato del marido chicano:
El protagonista duda sobre la reacción de Hendricks y la presencia de un segundo vehículo, con el que luego tiene una especular persecución. El espectador no sabe si ella sabía el asesinato preparado -que creemos por su confesión que es al azar- o el segundo coche -...hasta que sale el reflejo de ella en el espejo en la parte de atrás y es cuando se conoce el doble juego. Como conozco al director con Valhalla, sé que el plano no es casual y que se integra en un tejido de significados De ahí que, luego del cierre de la puerta, la reacción violenta de los matones de Nino sea consecuente.
La manera en que se planifica todo: cierre de la puerta, conversación con Hendricks, reflejo en la espejo, llamada telefónica, vuelo de los sesos a la chica...etc es modélica, cómo no se ve en el cine actual.
La otra gran escena, la del ascensor (que Henrique aquí ha descifrado como nadie: el beso es tanto despedida a una mujer que no puede obtener porque equivaldría la muerte de ella como pequeña trampa para que el compinche no tenga la delantera en un duelo a puñetazos) . Otra vez, con artes de gran cine: Carey Mulligan, nuestra Next Door Girl favorita (quédate con la tetona deforme 1977!), le dice algo tan sencillo como "Voy a bajar, me esperan..." y el protagonista , luego del plano detalle de la pistola, es cuando toma la decisión de despedirse. Otra buena: el reflejo en la ventana del conductor en el espejo con la pequeña foto de la familia abajo a la izquierda. Lo que se interpone entre él y Carey Mulligan. Y hay más, y más, y más: en fin, como ya no se planifica de este modo tan obsesivo quizá pasa desapercibido...
E, incluso, existen diálogos ingeniosos, que sugieren más de lo que el ojo no ve: "Yo no tengo ruedas...en mi coche. Es lo único que debes saber de mí" "Mis manos están sucias; El personaje mafioso de Albert Brooks: Las mías también" y el diálogo MILIUSESCO: "Hey chico, ¿quieres un palillo?" Es, además, muy raro encontrar diálogos donde la intensidad dramática presuponga que el espectador no es subnormal, y Driver es ejemplar, algo que también llega a las interpretaciones. El protagonista, con el Escorpión viviente que habláis, es pura mitología de cine. Esta película la ve un chaval impresionable de 12 años y acaba conduciendo a moritos solo-trata-talego en la m30 en el 2030.
Referencias del film: la de Bresson está ahí, y tonto el que la dude. Otras, que me flipa no hayáis dicho, son Collateral y Corazón Salvaje en cuestiones estéticas. Especialmente la primera, de la que toma toda la iluminación y colores dorados, anaranjados, forzando el digital ad nauseam.
Quiero hablar un poco de la fotografía, con permiso de Nacho Aguilar, y es que esta cinta es probablemente la mejor dirección visual que he visto en digital. Sin apenas luces de apoyo, con una Alexa de Arriflex y forzando el ASA a lo bestia consigue tres cosas IMPOSIBLES en digital de manera común: la ausencia de ruido (¡¡¡¿cómo lo ha hecho?!!!!), negros casi puros y una profundidad de campo de morirse.
Hay verdaderas VIRGUERÍAS técnicas: el enfoque desenfoque con el retrovisor delantero como elemento dramático (esto es un FINISH HIM a Collateral, que era casi toda en plano general, no se atrevía el desenfoque y enfoque continuo por problemas de foco...) con los negratas del inicio.
Y todo con una planificación MODÉLICA, casi pictórica, superior a Lynch (con quién comparte este amor por el mundo de moteles angelinos en penumbras...¡aunque aquí están TODAVÍA mejor fotografiados!), con transiciones y fundidos que recuerdan al Padrino II (hay un fundido de caras entre el protagonista y su némesis, Albert Brooks que engarzado con el SIMBOLISMO del film llega a niveles de orgasmo en el cine: toma pajote apuntando a la tetona indie de al lado zaaas!).
Pero además, es que tiene suerte, y si alguna vez el guión flojea o las escenas resultan redundantes (quizá la trama con Oscar Isaac como motivación le falte un poco de sensibilidad...no lo sé, y aparte las escenas con la chica en el coche, que son una versión telefilm con niño de Corazón Salvaje) tiene actores en ESTADO DE GRACIA.
Ryan Gosling está brillante en todas las secuencias como el héroe bressoniano clásico (evidente lágrima que no llega a caer...en dos o tres escenas), Mulligan mantiene el equilibrio entre convertirse en Meg Ryan 2 y ser autista como el protagonista...incluso alguien como Oscar Isaac (el peor actor de todos los tiempos: le gustó a Amenábar en Ágora :_D) en el papel de chicano borderline es convincente.
Amigo...pero es que donde la cosa se desmadra en es en los señores malvados. Albert Brooks, al que tengo mucho cariño por sus cortos en la primera temporada del SNL, hace el papel de su vida y consigue crear un arquetipo sopranense de morirse. La escena del asesinato de Shannon, perdedor fordiano de libro, no es muy distinta al diálogo entre Robert Duvall y Pentangeli, acabando literalmente en lo mismo: la muerte dulce y adormilada de abrirse las venas. Esa dádiva propia de la perfidia, del que reconoce la nobleza de su oponente (y otra vez los arquetipos morales en el film!) Ron Pearlman, natural de Torrelavega, está también muy bien como matón casposo judío.
Y esto nos lleva a otra cosa que ME ENLOQUECE DEL FILM, y es su carga de antisemitismo irónico. A ver cómo lo explico: los personajes que mienten, estafan, hacen un doble juego en el film son judíos. Brooks es el prototipo de judío (¡productor de cine! ¡Un Weinstein de la costa Oeste! ¡ese diálogo implícito del cine europeo!) y Ron Pearlman tiene dos o tres diálogos donde recalca que gran parte de su motivación personal en los negocios sucios es el velado antisemitismo que no le permite obtener curros mejores. Esto es, tachín tachín, puro cine norteamericano clásico (véase Gentleman's Agreement de Elía Kazan...), pero al convertir a los tipos chungos en judíos claramente delimitados...y que confiesan acabar en esto de los negocios oscuros por el antisemitismo...los hace empáticos.
De nuevo, otra vuelta de tuerca donde el sacrificio del superhombre ario se integra en aniquilar dos kikes para la América neocon (los de Dirigido Por me pueden pagar por este análisis de la realidad americana en mi correo electrónico, gracias).
Más cosas: el sonido. Bronson y Valhalla Rising eran hitos de soundtrack y pista de sonidos. ¿No os lo creéis? Mirad esto: http://youtu.be/f3Fzh4JWdWU
Mirad CÓMO SINCRONIZA la mariconadita de Pet Shop Boys (ahora con más SIDA! Por cierto, Winters, consigue la BSO de Bronson, que yo creo mejor que Drive) con el 00.14 del vídeo. Música en directo, diegética, integrada en un significado formal. Esto en Drive, especialmente, llega a niveles de puntillismo en la transiciones a lo Kubrick. Se critica mucho el videoclip en crítica seria, pero cuando la música sigue la evolución narrativa de los acontecimientos yo me quito mucho el sombrero, y en Drive hay hallazgos de pura genialidad (la salida del coche con la gorrita, la transiciones del sonido de puertas enlazadas con la música...y sigo)
Los efectos sonoros, un poco subidos, son de alumno de De Palma aventajado: el tiro que asesina al chicano casi se carga el subwoofer en el cine. Incluso cosas que flipas, EL SONIDO DE LOS GUANTES APRETÁNDOSE ANTES para provocar el acojone de la Hendricks, algo que en una pista de sonido normal NO SE DARÍA IMPORTANCIA, y aquí ES LA ESCENA.
Puedo seguir, seguir, seguir, y seguir ad nauseam. Creo que Drive, además, pone a Refn como posible adoptado en EEUU porque encima superficialmente no se distancia tanto del Blockbuster, es mucho más deglutible que El Árbol de la Vida, y consigue un thriller que, por de pronto, es mejor que todo lo que han rodado De Palma y el tonto de Michael Mann en casi diez años. Ver Collateral y luego Drive, sesión continua, es como jugar al Mario Bros 1 y ponerte el Galaxy 2; o el salto de Planeta Prohibido a 2001...
En fin, fácilmente la mejor película norteamericana del 2011. Un falso blockbuster que esconde cine de arte y ensayo. El diálogo del productor es la ironía que lo dice todo: probablemente a los productores (judíos!) les parezca bullshit; a la crítica no.