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Pero coño, veo a críos de 9 años que no se separan del ordenador ni para cagar y que creen que el dinero sale de debajo del suelo. Se ha perdido EL VALOR de las cosas, por completo.
El por favor y gracias, como dice Atre, INCULCADO a fuego. Hoy parece que las palabras caen en el olvido para las generaciones nuevas.
Es que básicamente todo lo que podría aportar ya se ha dichoI-chan, por favor, en serio, no te cortes. Es un tema que me apasiona porque se está perdiendo: la educación a los hijos.
por ser tan frecuente como infundado. Los niños no "salen buenos/malos", a los niños se les educa. Y según se les eduque, así saldrán. El echarle la culpa a la genética o a la naturaleza no es más que un intento de eludir las responsabilidades de los adultos."Ah, es que vosotros tuvisteis suerte, os salieron buenos."
Sobre esto, siempre me ha gustado esta postura que defiende Manuel García Pérez: las personas no maduran, las personas desarrollan sus capacidades. Las frutas, si dejas pasar el tiempo, maduran solas; las personas, si dejas pasar el tiempo y no las educas, se quedan tal y como estaban al principio, no avanzan.Crecer, desgraciadamente, no significa madurar.
No cabe duda que hace algunas décadas, el modelo educativo tampoco era precisamente el ideal. Los niños aprendían disciplina, pero muchas veces abusando del cachete y del castigo. No es de extrañar que muchos de los criados así hayan querido luego criar a sus hijos de otra forma más benevolente. Y eso está muy bien, porque se puede educar perfectamente sin necesidad de pegar o de ir atemorizando al personal. El problema es que mucha gente se olvidó además de la disciplina por el camino.
por ser tan frecuente como infundado. Los niños no "salen buenos/malos", a los niños se les educa. Y según se les eduque, así saldrán. El echarle la culpa a la genética o a la naturaleza no es más que un intento de eludir las responsabilidades de los adultos.
Es evidente, a nadie le gusta que le digan que es un mal padre, especialmente si se pasa todo el día preocupado por su hijo y se desloma trabajando de sol a sol para que no le falte de nada. De hecho, algunos padres se esfuerzan tanto por sus hijos, que resulta un tanto duro llamarlos "incompetentes". Pero es que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Se puede ser una maravillosa persona y, al mismo tiempo, un educador penoso (del mismo que no tiene nada que ver ser buena persona con ser buen profesional).Lo que pasa es que en esos casos concretos es mejor ignorar tamaña sandez porque luego puedes ofender si dices las verdades a la cara. Que esa es otra. Ningún padre quiere oir que malcrían a sus hijos pero luego se permiten el lujo de criticar la educación correcta de los padres que lo hacen bien.