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Re: FROST/NIXON: gran reparto en manos de... Ron Howard
Miguel, el grande. En cinexilio:
una película sobre la nada. Nada, nada y nada. Tanta nada que ni siquiera se puede decir nada sobre ella. Ni bueno ni malo. Bueno sí, sale Rebeca Hall que está impresionante como siempre. Y Frank Langella se apunta a la moda de hacer interpretaciones de políticos exagerando sus gestos más conocidos, como ya hizo el tío que interpretaba a Castro en Che. Y luego pasan 50 minutos de película antes de que empiece la entrevista y te das cuenta de que no ha pasado nada. Ni siquiera ha pasado Nada, como en Gerry. No sé si me explico. Es una nada que ni siquiera es reversible. Ocurren cosas pero ninguna es especialmente interesante ni especialmente aburrida. No disfrutas, pero tampoco te aburres. La película es como la visión del capitalismo de Naomi Klein supongo. Creo que era Naomi Klein, a lo mejor me equivoco. Pero es eso, es puro capitalismo. O puro socialismo al estilo Zapatero, es decir: muy bien, de acuerdo, perfecto, ok, me vale, bien, nos vemos luego. Es decir, nada, ni lo uno ni lo otro. La negación absoluta de la opinión. Como Zapatero cuando le preguntaron si creyeron que el feto era un ser humano y el tío no tuvo cojones a decir que no. Eso es el capitalismo, creo.
Y durante toda la película tengo clarísimo que Ron Howard votaba a Nixon cuando era joven, si es que le pilló con la mayoría de edad, que creo que sí. Ni siquiera hace un retrato de Nixon, si no un retrato del Nixon de la película de Oliver Stone. Porque la película es un director's cut de aquella, es decir, cortar las partes polémicas, como cuando Nixon le reconocía a una estudiante que la culpa era del sistema, de toda la mierda que había creado Roosevelt Sr y que Kennedy con el apoyo de los Dixiecrats apuntaló. Ese sistema al que Howard no le interesa ni mirar porque vive inmerso en él, y únicamente se conforma con fotocopiar gestos y sacarle sonrisitas a Frost y a Nixon.
No sé, no puedo decir que sea mala, porque si la analizamos paso a paso no lo es. Aunque a lo mejor hubiera sido preferible que lo fuera, como lo son las películas de Albert Pyun, porque al menos sería algo.
Miguel, el grande. En cinexilio:
una película sobre la nada. Nada, nada y nada. Tanta nada que ni siquiera se puede decir nada sobre ella. Ni bueno ni malo. Bueno sí, sale Rebeca Hall que está impresionante como siempre. Y Frank Langella se apunta a la moda de hacer interpretaciones de políticos exagerando sus gestos más conocidos, como ya hizo el tío que interpretaba a Castro en Che. Y luego pasan 50 minutos de película antes de que empiece la entrevista y te das cuenta de que no ha pasado nada. Ni siquiera ha pasado Nada, como en Gerry. No sé si me explico. Es una nada que ni siquiera es reversible. Ocurren cosas pero ninguna es especialmente interesante ni especialmente aburrida. No disfrutas, pero tampoco te aburres. La película es como la visión del capitalismo de Naomi Klein supongo. Creo que era Naomi Klein, a lo mejor me equivoco. Pero es eso, es puro capitalismo. O puro socialismo al estilo Zapatero, es decir: muy bien, de acuerdo, perfecto, ok, me vale, bien, nos vemos luego. Es decir, nada, ni lo uno ni lo otro. La negación absoluta de la opinión. Como Zapatero cuando le preguntaron si creyeron que el feto era un ser humano y el tío no tuvo cojones a decir que no. Eso es el capitalismo, creo.
Y durante toda la película tengo clarísimo que Ron Howard votaba a Nixon cuando era joven, si es que le pilló con la mayoría de edad, que creo que sí. Ni siquiera hace un retrato de Nixon, si no un retrato del Nixon de la película de Oliver Stone. Porque la película es un director's cut de aquella, es decir, cortar las partes polémicas, como cuando Nixon le reconocía a una estudiante que la culpa era del sistema, de toda la mierda que había creado Roosevelt Sr y que Kennedy con el apoyo de los Dixiecrats apuntaló. Ese sistema al que Howard no le interesa ni mirar porque vive inmerso en él, y únicamente se conforma con fotocopiar gestos y sacarle sonrisitas a Frost y a Nixon.
No sé, no puedo decir que sea mala, porque si la analizamos paso a paso no lo es. Aunque a lo mejor hubiera sido preferible que lo fuera, como lo son las películas de Albert Pyun, porque al menos sería algo.