No debe aspirar el nuevo Gobierno a gozar de los 100 días de cortesía parlamentaria cuando ha demostrado a las primeras de cambio estar dispuesto a hacer concesiones de calado al independentismo, traspasando así una línea roja que los mismos socialistas proclamaban infranqueable. De hecho, es fácil imaginar el escalofrío que a líderes territoriales como la presidenta andaluza Susana Díaz le producirían ayer las palabras de la ministra de Política Territorial -quizá un eufemismo para no llamarla a secas de Política catalana-.