yo no creo que Israel sea nuestro amigo ni que tenga que marcar la agenda exterior, ni menos aún los EEUU, y lo de Israel pasado unos días es una salvajada indiscutible e injustificable, pero nuestra política exterior parece hecha por un auténtico imbécil, y debería ser algo serio; hay algo peor que soltar jilipolleces... y es desdecirse de ellas al día siguiente de forma estúpida cuando ya se han soltado, nos gobiernan cuatro niños caprichosos y medio bobos que lamentablemente tienen millones de votos detrás:
El tono de este gobierno lo dio Carmen Calvo cuando dijo que el dinero público no era de nadie. Esa quimera de que el maná siempre cae del cielo, de que todo es gratis, ha calado de pleno en el ejecutivo y ha afectado al pulso moral del país. En España sale gratis amparar políticamente el terrorismo etarra, dar un golpe de Estado, aprovechar las arcas públicas para atacar la soberanía nacional, reunirse con prófugos, negociar leyes con delincuentes en el extranjero... La lista de tropelías sin derivaciones penales es larga y ha culminado estos días con la declaración genocida de la vicepresidenta Yolanda Díaz, cuando remató su discurso a favor del Estado de Palestina con el lema terrorista "Desde el río hasta el mar". El problema para nuestro país es que Israel tiene poco que ver con la España socialista y allí las palabras y los hechos sí que tienen consecuencias. El gobierno español ha recibido un baño de realidad y, apenas iniciada la respuesta del gobierno israelí, Yolanda Díaz se ha visto obligada a rectificar su actitud y aceptar el trance de hacerse pasar por estúpida en vez de por fanática antisemita. "Israel y Palestina desde el río hasta el mar", ha dicho que quería decir la vicepresidenta, cambiando la proclama proterrorista por el absurdo sinsentido. A tejerle este camuflaje de tonta del bote está ayudando el aparato mediático del gobierno y, como timonel del mismo, esa Silvia Intxaurrondo que ha pretendido interpretar las palabras de Yolanda como si fueran las de una sibila délfica, aquellas incongruencias que pretendían pasar por voz de los dioses y que no eran más que fruto de la intoxicación provocada por las emanaciones de etano, metano y etileno de los manantiales cercanos al templo de Apolo. Observando sus esfuerzos y sufrimientos a la hora de retorcer las palabras de Yolanda para hacerlas pasar por decentes, podemos concluir que esos 547.514 euros que está cobrando de nuestros impuestos por su contrato de dos años es realmente poca cosa. Peccata minuta.