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En el fondo el camión no es más que la traslación de sus miedos y frustraciones. No hay tal camión, sólo la enorme sombra de la impotencia. Una concreción de sus carencias, potente, salvaje y animal; en un momento dado incluso lo dice en alto, "no puedo hacer nada contra él, no tengo tengo suficiente potencia...." El tipo curiosamente se llama David Mann... y esa hombría dañada es la que se aparece en la carretera, proyectada desde su psique para perseguirle hasta que reaccione. Hay una escena especialmente retorcida. Un conductor de autobús le pide ayuda para hacer avanzar su vehículo atascado, empujando con su coche desde detrás. Mann no será capaz con su cochecillo y su escasa potencia de llevarlo a cabo. Pero desde las ventanas del autobús un coro de niños le gritan "empuja, empuja¡¡¡" Algunos insertos de caras de niñas son especialmente crueles si los leemos con este sentido de alusión a su ego masculino.
A la que no pienso acercarme es a revisar la de Opera a Winfrey. A partir de ahí se clausura el ciclo.