Facebook, de la CIA a la privacidad
Juan Carlos Rodríguez | 8:33 - 25/06/2009
¿Está la CIA detrás de Facebook? La pregunta o la leyenda urbana, o ambas cosas, llevan meses cocinándose en la red. Sobre todo, a partir de un reportaje de Tom Hodgkinson, el inevitable periodista de 'The Guardian', en el que proclamaba que detrás de su creador, Mark Zuckerberg, "asoman socios de linaje neoconservador y férreos vínculos con la CIA".
El texto es un relato de espías e inversores millonarios, como Jim Breyer y Peter Thiel. El primero, directivo de Wal Mart y Marvel. El segundo, cofundador y presidente del sistema de pago en línea PayPal. Dos gurús del neocon estadounidense. Hodgkinson afirma que la última inyección de capital de Facebook fue realizada por Greylock Venture Capital, un fondo de inversión vinculado a In-Q-Tel, compañía tecnológica de la CIA.
La meca publicitaria
Hodgkinson, azuzado también por otro periódico rival, 'The Sunday Telegraph', denuncia además que empresas como Coca Cola, Sony Pictures y Blockbuster, entre otras multinacionales, han tenido acceso a los perfiles de Facebook. O sea, han ido a buscar la gente a donde está la gente. La meca publicitaria.
No son los únicos. No hace falta remover el 'temor' a la CIA para poner en duda la privacidad de Facebook. Los periodistas, por ejemplo, han encontrado en la red social una fuente inagotable de revelaciones. O de imprudencias.
El director de Discursos de la Casa Blanca, Jon Favreau, mantenía una serie de fotografías personales en su página. Después de que se anunciara su nombramiento, Favreau comenzó a retirarlas y dejar únicamente una para su perfil. Sin embargo, ya era demasiado tarde. Durante un par de horas estuvo colgada una foto de una fiesta reciente en la que se le ve bailando con una silueta de tamaño natural de Hillary Clinton, tocando además uno de los senos de la figura.
Sin orden judicial
No es lo peor, aunque algunos de los acusados en los casos Gürtel, Guateque o en la asamblea del Real Madrid manipulada presuntamente por Ramón Calderón han sido ventilados por sus direcciones y amigos en Facebook. Desconocían, por ejemplo, que lo que se escribe en Facebook es casi más importante que el propio registro de la propiedad o el de las cuentas bancarias. Incluso que el contenido o el registro de las llamadas telefónicas. La diferencia es que en estos se necesitan la aprobación de un juez. En la red, no.
Unos partidos, por ejemplo, rastrean los datos de los diputados del otro para encontrar fotos y 'contactos' comprometidos. A los acusados por recientes escándalos, por ejemplo. La pelea entre la portavoz del PP en Elche Mercedes Alonso con el concejal socialista Alejandro Pérez sobre si unas fotos de ésta con Álvaro Pérez, 'El bigotes', fue 'robada' o no de Facebook, aunque la imagen, según Alonso, corresponde al congreso regional del PP del pasado octubre.
Además, la delincuencia organizada utiliza las redes sociales "como fuentes de información de sus potenciales víctimas, quienes, sin imaginárselo, proporcionan demasiados datos personales", revelaban varias agencias de noticias mexicanas. En España, quizás no se dan aún secuestros express, pero sí otros delitos. El estudio de la Agencia Española de Protección de Datos ha demostrado que el 41% de los usuarios de Facebook no tiene problemas en mostrar datos personales como el correo electrónico o el teléfono.
"Si se siguen unas normas sencillas, como no publicar direcciones ni números de teléfono, ni por supuesto cuentas bancarias u horarios de trabajo, no tiene por qué haber ningún problema" como aseguran desde la Unidad de Delitos Telemáticos de la Policía. Las complicaciones más graves que estamos viendo vienen porque la gente no se conciencia de que tiene que diversificar sus contraseñas. Muchas personas tienen la misma clave de acceso en su móvil, en su tarjeta de crédito y en Facebook. Y esta última es bastante fácil de violar para un 'hacker'.
Prohibido tener 'perfil'
La Federación Española de Fútbol, a través del Comité Técnico de Árbitros, fue drástica: envió a sus afiliados una carta circular en la que les recomendaba que no utilizaran las redes sociales porque "no protegen la seguridad de las personas que aparecen en ellas". La circular aconsejaba "a todos los colegiados que dirijan partidos de categoría nacional se abstengan de aparecer en cualquiera de las páginas citadas".
La orden es idéntica a la recibida por los soldados israelíes, que ya sea por presumir, o por cualquier otro motivo, habían colgando en Internet información clasificada como secreta, y a veces información muy sensible. Un fenómeno similar ocurrió hace sólo unas semanas en Siria, aunque allí se hablaba de política. Las autoridades de Damasco decidieron cortar por lo sano y bloquear de raíz Facebook, la madre de todos los problemas.
El factor más importante a la hora de compartir información en las redes sociales no es tanto a quién se le comunican esos datos como quién puede verlos. No resulta difícil encontrarse con un usuario que comenta si en su empresa están despidiendo trabajadores o la cantidad de dinero que alguien planea facturar en un trimestre. Los usuarios lo conciben aún como algo lúdico.
Los problemas de intimidad van más allá de asuntos puntuales de seguridad bancaria o empresarial. El caso del estadounidense Kevin Colvin es muy ilustrativo: dijo en su empresa que estaba enfermo para no ir a trabajar, pero su jefe descubrió en la red social una foto suya celebrando una fiesta el día que se suponía que estaba enfermo. Fue despedido. De hecho, muchos departamentos de recursos humanos están empezando a utilizar la herramienta sistemáticamente para investigar a los aspirantes a algunos puestos de trabajo.
Caro, muy caro, le salió a una joven británica explicar en Facebook su hastío laboral. La chica, Kimberley Swann, de 16 años, perdió su empleo. Su jefe la convocó al despacho y le comunicó que estaba despedida por exponer esas opiniones en la red social fundada por Marck Zuckerberg, según informó el diario 'The Daily Telegraph'.
¿Mirar sin ser visto?
¿Es la red una ventana indiscreta desde la que mirar sin ser visto? La masificación de las redes sociales ha generalizado un concepto que algunos expertos llaman extimidad, algo así como hacer externa la intimidad, y que tiene su origen en el auge de los reality shows y de la Web 2.0. La fallecida Jade Goody, la ex concursante de la versión inglesa de Gran Hermano, sería el mejor ejemplo de una tendencia al alza. "¿Quizás tenemos todos una Jade Goody dentro?", se preguntaba hace poco un periódico nacional.
Otro informe elaborado por la consultora Findasense afirma que el 50,7% de los empleados españoles de grandes multinacionales que tienen un perfil en esta red no protege lo suficiente su intimidad. El estudio, realizado sobre una muestra de 22 multinacionales al azar, indica que Orange es la compañía cuyos empleados están más expuestos a la observación en Facebook por los datos que comparten, seguida de Vodafone, Cap Gemini y Zara. Los trabajadores de Accenture y Capital One son los que mejor se protegen.
Nunca se sabe. Facebook puede ser causa de divorcio. O un confidente demasiado indiscreto. Ocurrió en Mijas. El intercambio de mensajes era críptico. "Espero que tu mujer no vea lo que hay en la casa". La respuesta fue: "No lo verá, está en Inglaterra". Lo vio, sin embargo. Y volvió de inmediato, pese a estar en trámites de separación. De pronto descubrió el quid del misterio: una plantación de marihuana a gran escala. Unas cincuenta macetas muy crecidas y numerosos plantones. Directamente a la Guardia Civil. Facebook lo delató.
Aunque, Facebook tiene, incluso, una división de 'Integridad de sitio'. Decenas de hackers de "cuello blanco" ?o sea de los que no son delincuentes? o "fuerza policíaca interna"que inspeccionan la web en busca de puntos débiles. Algunos de ellos, incluso, actúan como agentes encubiertos para infiltrarse y prevenir ataques. O, simplemente, revisar más de 15 millones de imágenes que, diariamente, se suben en las cuentas de los usuarios para suprimir contenidos pornográficos o denigrantes.
El jefe de seguridad de Facebook es un ex experto en computación forense del FBI, Max Kelly, que trabaja codo a codo con la Policía cuando le solicitan ayuda. Y no estamos hablando de algo esporádico, ya que cada día la red social más grande del mundo recibe entre 10 y 20 peticiones de la Policía estadounidense para colaborar en la resolución de crímenes o casos de menores fugados de casa.
O, por ejemplo, impedir el uso de nombres falsos. En Valencia, el PP y el Ayuntamiento de Valencia denunciaron el uso ilegítimo del nombre de Rita Barberá, incluido su perfil de "alcaldesa", en el que básicamente se burlaban de ella. Por este motivo los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Valencia amenazaron con presentar una denuncia ante un presunto delito de suplantación de personalidad. No es el único caso.
Laguna legal
La realidad es que cualquiera, con datos reales o no, se puede registrar en esta red. Y en este asunto podemos estar ante una verdadera laguna legal. La suplantación de personalidad como tal no está regulada en el Código Penal (CP). Con la reforma de 1995 se eliminó el delito de uso público de nombre supuesto y ahora se denomina usurpación de estado civil. El actual CP en su artículo 401 establece que el que usurpare el estado civil de otro -no se limita a su nombre sino al resto de datos de su identidad- será castigado con una pena de prisión de seis meses hasta tres años.
De hecho, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha pedido a Facebook que garantice a sus usuarios más privacidad de sus datos y que practique una política informativa "clara, accesible y comprensible". Su director, Artemi Rallo, pidió que se fijen mecanismos que garanticen la privacidad, la verificación de la edad para evitar que los menores de catorce años accedan a los contenidos de la plataforma y que simplifique el proceso de cancelación de datos personales.
Un reciente estudio de la AEPD ponía de manifiesto que el 43 % de los usuarios de redes sociales como Facebook tiene configurado su perfil de forma que puede ser visto por cualquier persona de la red, un hecho que pone en serio riesgo su privacidad. Advertía también de que, con frecuencia, las redes sociales solicitan a los nuevos usuarios información sobre su ideología política, orientación sexual y preferencia religiosa, unos datos que son visibles para todos sus contactos, en la mayoría de los casos.
Facebook y sus peligros
Facebook tiene más de 200 millones de usuarios en todo el mundo, de los que 30 millones son de habla hispana, la mayoría en Estados Unidos e Hispanoamérica. En España, hay seis millones de usuarios, según el director internacional de Facebook, Javier Olivan. "Lo significativo de este dato no es el número en sí, sino la actividad y frecuencia ?afirma? con la que la mayor parte de los usuarios se conecta al sitio web", destaca.
Su creador, el neoyorquino Mark Zuckerberg, hace mucho tiempo que consiguió lo que se proponía: el año pasado ya estaba considerado como el millonario más joven. 26 años y una fortuna, según Forbes, de más de 1.100 millones de euros. Ben Mezrich le define en 'The accidental billionaires: the founding of Facebook, a tale of sex, money, genious and betrayal' como un inepto que robó la idea a algunos de sus compañeros en Harvard y cuya única obsesión eran las chicas y el sexo.
Aunque Zuckerberg ya ha pedido perdón. No, no porque haya robado la idea o malgaste su dinero. Sino porque no tuvo más remedio que echarse atrás en su intención de cambiar los términos de uso del servicio. Éstos fueron modificados hace un mes con la supresión de un párrafo en el que decía que, cuando el usuario diera de baja el perfil, el portal guardaría una copia de esos contenidos que el usuario no podría utilizar. En otras palabras, no era propietario de sus propios datos personales.
Según Rallo, la AEPD tiene comprobado que "ni siquiera uno de cada 100.000 internautas se leen las condiciones de uso de una web de este tipo". No es de extrañar, por tanto, que los participantes desconozcan que todos los datos que inserten en algunas ellas pasan a ser propiedad de los gestores. Que se lo pregunten si no al grupo musical Artic Monkeys, que en el 2006 "estuvo al borde de perder los derechos sobre sus propias canciones, al haberlas alojado en una red social para darse a conocer en sus comienzos", recuerda el informe.
Otra cosa es el "grooming". El último caso es el de un joven de 25 años que adoptó hasta doce personalidades distintas, casi todas de niñas entre 12 y 15 años. El mismo perfil de aquellas a las que chantajeaba y exigía favores sexuales. Según la Policía, engañó a 250, la mayoría chicas menores. La Brigada de Investigación Tecnológica del Cuerpo Nacional de Policía le localizó en octubre de 2008 en Chipiona y se le intervinieron dos ordenadores portátiles y dos discos duros. Fue detenido pero quedó en libertad. Ahora, ha ingresado en prisión.