Peter Jackson (el director, no el forero)
le describió como "un cuentacuentos moderno"; es algo que se ajusta bastante a su modo de narrar. Caracterizado por sus investigaciones con la estética de los monstruos, con las atmósferas tétricas y una constante mezcla de fantasía y terror, el mexicano Guillermo se ha ido haciendo un nombre poco a poco en el terreno más comercial con películas como El espinazo del diablo, Blade 2 o Hellboy, hasta su consagración internacional definitiva con la exitosa El laberinto del fauno. Fetichista de los insectos y evidente fanático de los cómics, el cine y la literatura fantástica, del Toro ejerce como productor en los proyectos de compatriotas como Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñárritu y es uno de los puentes cinematográficos actuales que unen el multimillonario negocio hollywoodiense con la escasa mentalidad de industria de la producción española.
Este verano Guillermo del Toro estrena Hellboy 2: el ejército dorado, y su agenda empieza a estar de lo más apretada. Peter Jackson le ha seleccionado para dirigir las dos esperadas entregas de El hobbit, por lo que el director mexicano pasará los próximos cuatro años en Nueva Zelanda. Esto le ha obligado a posponer un proyecto largamente acariciado, la adaptación a la pantalla de En las montañas de la locura de su amado H.P. Lovecraft. Y ahí no acaba la cosa: entre los proyectos que vendrán después está Doctor Extraño, sobre el personaje de Marvel; una adaptación de Frankenstein (¿de verdad hace falta otra más?); el cierre de su trilogía sobre la guerra civil española, 3993, para la que se rumorea están buscando un nuevo director; y la tercera entrega de Hellboy. Es decir, que del Toro ya tiene la próxima década más o menos planificada... y surgirán nuevos proyectos, desde luego.
Su filmografía es corta pero prometedora, y entre todas sus películas yo me quedo (por el momento) con El laberinto del fauno; quizá porque del Toro limó en ella la tosquedad de sus primeras películas, como Cronos o Mimic; quizá porque ya había perdido la fe en el cine español (sí, ya os podéis tirar a mi cuello); también me gusta mucho Hellboy, que llegó cuando el género de superhéroes iba más hacia memeces como Catwoman. ¿Y vosotros?

Este verano Guillermo del Toro estrena Hellboy 2: el ejército dorado, y su agenda empieza a estar de lo más apretada. Peter Jackson le ha seleccionado para dirigir las dos esperadas entregas de El hobbit, por lo que el director mexicano pasará los próximos cuatro años en Nueva Zelanda. Esto le ha obligado a posponer un proyecto largamente acariciado, la adaptación a la pantalla de En las montañas de la locura de su amado H.P. Lovecraft. Y ahí no acaba la cosa: entre los proyectos que vendrán después está Doctor Extraño, sobre el personaje de Marvel; una adaptación de Frankenstein (¿de verdad hace falta otra más?); el cierre de su trilogía sobre la guerra civil española, 3993, para la que se rumorea están buscando un nuevo director; y la tercera entrega de Hellboy. Es decir, que del Toro ya tiene la próxima década más o menos planificada... y surgirán nuevos proyectos, desde luego.
Su filmografía es corta pero prometedora, y entre todas sus películas yo me quedo (por el momento) con El laberinto del fauno; quizá porque del Toro limó en ella la tosquedad de sus primeras películas, como Cronos o Mimic; quizá porque ya había perdido la fe en el cine español (sí, ya os podéis tirar a mi cuello); también me gusta mucho Hellboy, que llegó cuando el género de superhéroes iba más hacia memeces como Catwoman. ¿Y vosotros?