Ropit
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Duss, no me riñas, estoy de vacaciones, tengo tiempo para playa, piscina y, por la tarde/noche ... Mad Men. Y ya me he tragado la primera parte de la séptima.
Es gloria pura, más allá de una Sally que lo peta cada vez que sale en pantalla (vaya glorioso segundo capítulo que comparte con su padre o ese final con el telescopio), de Freddy Rumsen y el eco de la amistad y el alcohol de aquel capítulo con uno de los mejores momentos de la serie cuando Don y Roger le despedían en el bar por su alcoholismo, de lo hippie californiano y esa fiesta con Don a contracorriente, de Don y Megan entendiendo su separación sin histerismos, de la reelaboración de la relación entre Peggy y Don, del descubrimiento de las lealtades en los peores momentos, del fascinante y complejo mundo familiar de Roger Sterling (amo y señor de esta temporada), de Joan y su momento con Bob Benson y, sobre todo, de ese monolito que divide la empresa, que anuncia la total deshumanización que serán las empresas del futuro, que hace enloquecer al crack y clarividente de Michael Ginsberg ... Más allá de todo eso ...
he soltado algunas de mis poquísimas lágrimas que no son por una película de Woody Allen, en un capítulo (semi)final, Waterloo, de una intensidad, una poesía, una ingeniería, la luna y Napoleón que lo hacen, probablemente, mi favorito, con Cooper viendo salir el cohete, con ese "Bravo!" cuando llegan, con su discurso de Napoleón, de los líderes y de los que son de su equipo, y esa gloriosa frase de Sterling: "claro, debí haberlo visto cuando un hombre habla de Napoleón ...". Y ese musical de los 20's, de la época del gran Bert, para finalizar. Se ve que Weiner también le tenía cariño.
Es gloria pura, más allá de una Sally que lo peta cada vez que sale en pantalla (vaya glorioso segundo capítulo que comparte con su padre o ese final con el telescopio), de Freddy Rumsen y el eco de la amistad y el alcohol de aquel capítulo con uno de los mejores momentos de la serie cuando Don y Roger le despedían en el bar por su alcoholismo, de lo hippie californiano y esa fiesta con Don a contracorriente, de Don y Megan entendiendo su separación sin histerismos, de la reelaboración de la relación entre Peggy y Don, del descubrimiento de las lealtades en los peores momentos, del fascinante y complejo mundo familiar de Roger Sterling (amo y señor de esta temporada), de Joan y su momento con Bob Benson y, sobre todo, de ese monolito que divide la empresa, que anuncia la total deshumanización que serán las empresas del futuro, que hace enloquecer al crack y clarividente de Michael Ginsberg ... Más allá de todo eso ...
Cuando veas lo de Cooper di ALGO.
he soltado algunas de mis poquísimas lágrimas que no son por una película de Woody Allen, en un capítulo (semi)final, Waterloo, de una intensidad, una poesía, una ingeniería, la luna y Napoleón que lo hacen, probablemente, mi favorito, con Cooper viendo salir el cohete, con ese "Bravo!" cuando llegan, con su discurso de Napoleón, de los líderes y de los que son de su equipo, y esa gloriosa frase de Sterling: "claro, debí haberlo visto cuando un hombre habla de Napoleón ...". Y ese musical de los 20's, de la época del gran Bert, para finalizar. Se ve que Weiner también le tenía cariño.