Atreyub
En busca y captura
Este finde, después de años - más bien lustro - cayó uno de sus títulos ante mis ojos. Uno que nunca vi (y eso que es raro pues diría que los he visto todos - o casi todos).
El bolero de Raquel. Lo que pueda criticar de ella valdría para el resto de títulos pues...
Qué decir que las películas de Cantinflas son clónicas en maneras, formas, fondo. Son como una especie de "Teo en...". Cantinflas es el mismo sólo que realizando distintas labores - oficios pero siempre con el mismo canon y perspectiva. El pelado haciendo el bien a los indefensos y luchando contra las injusticias y enfrentándose a las autoridades establecidas mientras el amor, cuidado, protección, pobreza y sentimentalismo a ritmo de música imposible campa por sus anchas ante situaciones que sólo el personaje puede componer y reajuntar.
Miguel M. Delgado, director con patria potestad de la filmo de Cantinflas (uno mira el filmaffinity y su nombre y apellido puebla casi todo el currículum de Cantinfas) sabía que tenía entre manos un filón, oro puro para las masas y así lo demostró, sin salirse ni ún ápice del guión establecido. Estas películas (por no decir todas) me son semejantes a estar viendo películas de Joselito o Marisol. No son destacables en poca cosa más allá de estar viendo un cine mejicano que se asemeja a cualquier culebrón telenovelesco que acaba en un Chavo del Ocho. No es una crítica en sí sino una realidad que es patente. Y siempre amparándose en un cliché en el guión: el hombre que conquista (aún habiendo algún caso que otro que no sería así) a la dama en cuestión.
Pero... y aquí viene el pero positivo, el que salva de la quema cualquier punto negativo que puedan tener las películas en sí:
Cantinflas era un showman de primera. Su eficacia en el humor cotidiano, cercano, atrevido y sobre todo (y ante todo) rápido e ingenioso no se lo puede negar nadie. Sus diálogos (o más bien monólogos) son de una rapidez eficaz. Y lo más gracioso del caso es que tenía el don de decir mucho sin llegar a decir nada: un don. El personaje en sí de Cantinflas, de bigote imposible, de indumentaria raída y andares casi de Western de segunda son icónicos y que depararía en otro icono popular que a día de hoy pocos han logrado alcanzar la fama y la mítica que bien se mereció.
Y conmigo, en ese aspecto, siempre ha funcionado y lo tengo por uno de los personajes clave del humor en el séptimo arte.
¿Hay más fans de él como yo o soy el único?
Su filmo (vía Filmaffinity).
El bolero de Raquel. Lo que pueda criticar de ella valdría para el resto de títulos pues...
Qué decir que las películas de Cantinflas son clónicas en maneras, formas, fondo. Son como una especie de "Teo en...". Cantinflas es el mismo sólo que realizando distintas labores - oficios pero siempre con el mismo canon y perspectiva. El pelado haciendo el bien a los indefensos y luchando contra las injusticias y enfrentándose a las autoridades establecidas mientras el amor, cuidado, protección, pobreza y sentimentalismo a ritmo de música imposible campa por sus anchas ante situaciones que sólo el personaje puede componer y reajuntar.
Miguel M. Delgado, director con patria potestad de la filmo de Cantinflas (uno mira el filmaffinity y su nombre y apellido puebla casi todo el currículum de Cantinfas) sabía que tenía entre manos un filón, oro puro para las masas y así lo demostró, sin salirse ni ún ápice del guión establecido. Estas películas (por no decir todas) me son semejantes a estar viendo películas de Joselito o Marisol. No son destacables en poca cosa más allá de estar viendo un cine mejicano que se asemeja a cualquier culebrón telenovelesco que acaba en un Chavo del Ocho. No es una crítica en sí sino una realidad que es patente. Y siempre amparándose en un cliché en el guión: el hombre que conquista (aún habiendo algún caso que otro que no sería así) a la dama en cuestión.
Pero... y aquí viene el pero positivo, el que salva de la quema cualquier punto negativo que puedan tener las películas en sí:
Cantinflas era un showman de primera. Su eficacia en el humor cotidiano, cercano, atrevido y sobre todo (y ante todo) rápido e ingenioso no se lo puede negar nadie. Sus diálogos (o más bien monólogos) son de una rapidez eficaz. Y lo más gracioso del caso es que tenía el don de decir mucho sin llegar a decir nada: un don. El personaje en sí de Cantinflas, de bigote imposible, de indumentaria raída y andares casi de Western de segunda son icónicos y que depararía en otro icono popular que a día de hoy pocos han logrado alcanzar la fama y la mítica que bien se mereció.
Y conmigo, en ese aspecto, siempre ha funcionado y lo tengo por uno de los personajes clave del humor en el séptimo arte.
¿Hay más fans de él como yo o soy el único?
Su filmo (vía Filmaffinity).