Ya es oficial. Grecia se rinde. El parlamento heleno ha aprobado las reformas que les pedía el Eurogrupo para hoy, y con algo de dilación, el parlamento ha dicho sí, gracias en parte a los votos de los partidos tradicionales en la oposición. Habrá que esperar a las decisiones que tomen las potencias vencedoras respecto a Grecia, pero Tsipras ya ha hecho su trabajo, rendirse.
Han sido semanas bastante turbulentas, por calificarlas de una manera. Una locura que ha terminado en que el Primer Ministro Griego iba de farol, y en cuanto le han descubierto las cartas, ha capitulado con un país a las espaldas. El castigo, el que nos llevamos todos, una Europa vengativa, rencorosa y de la que nadie se va a salvar. Hemos aprendido la lección, la democracia no ha lugar. Aquel que ose ir por otro camino, será humillado y presionado hasta que vuelva al camino que marcan los millonarios.
¿Qué Grecia ha elegido un Gobierno de izquierdas? Da igual, después de seis meses no hará otra cosa que la política que le sea dictada desde la metrópoli, el Eurogrupo, un organismo dominado por los alemanes que virtualmente no existe ni está sujeto a norma, y donde se reúnen los ministros de economía o primeros ministros de la UE a tomar decisiones sin que conste en acta. Un organismo ciertamente poco democrático, ya que los equilibrios de poder además, parecen ser no frágiles, sino inexistentes.
Ahora Grecia tendrá que cumplir los compromisos que salieron del Eurogrupo, pues la alternativa probablemente era más digna políticamente, pero peor económicamente. Seguramente estos compromisos no den lugar a nada parecido a recuperarse económicamente, o ser más eficientes, pero tampoco eso importa cuando las perdidas pueden ser un buen anuncio a navegantes. De hecho, esto no servirá de nada. Grecia ha cometido muchos pecados, y es un país difícil de doblegar en cuanto a cumplir unas normas o hacer de su ciudadanía unos buenos vecinos que paguen impuestos y no vivan del dinero negro. Pero no veo a Grecia con un compromiso claro de redimirse de sus pecados, y en unos meses o años volveremos a estar en las mismas.
Además, no se el recorrido político que puede tener un partido dividido en el Gobierno, un Presidente traidor, y unos señores en sillas de ruedas que todavía esperan cobrarse su pieza. No puede salir nada bueno, pero quieren hacernos creer que sí. Y eso no será así.