Un chaval frikazo ha estado ahorrando durante mucho tiempo para gastarse el dinero en comprarse cosas de frikazos (un telescopio si no recuerdo mal). En el último momento, y por motivos que no desvelaré, le da ese dinero a la jefa de animadoras de su instituto a cambio de que, durante un determinado tiempo, se haga pasar por su novia, y así poder ganar popularidad que inyecte algo de esencia a su paupérrima vida social. A partir de ahí, imagínese.
Yo no creo, como dice
@TheReeler que no tenga sentido verla. Sí firmaría como mío el comentario de que JAMÁS este tipo de películas te tocarán la patata como lo harían si las vieses en su momento debido, con la mixtura de inocencia, vulnerabilidad y juventud debidas. Eso no lo veo equivalente a pretender que no puedes disfrutarlas, pasar un buen rato, recordar viejos tiempos y volver por una hora y media, a revivir aunque sea una pálida sombra de aquella inocencia, cuando nos sentábamos frente al televisor sin saber qué íbamos a ver, nos metíamos en la historia que nos quisieran contar, e incluso nos la creíamos.
Y sí. Lo que vimos en el momento debido, se grabó más profundamente en nuestro corazón, es inevitable. Para mí, por ejemplo, "Este chico es un demonio" es una comedia divertida, sin más. La he visto 3 o 4 veces en mi vida. No me pondría a verla porque sí. Para mi hermano pequeño, es la película de su infancia, vista 1.000 veces, y basta con ponerle un diálogo o un fragmento de la BSO para que se ponga tierno. Y a mi me pasa igual con El club de los cinco, Aventuras en la gran ciudad, Los goonies, Risky Business o Admiradora secreta. Y, aunque me gustan, más o menos, no tengo el mismo grado de implicación emocional con películas que vi ya más mayor, como Aquel excitante curso, por ejemplo, que vi ya con mis buenos 20 años.