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El 7º arte:
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http://www.caimanediciones.es/el-fe...ia-y-en-tiempo-real-la-opinion-de-la-critica/Lo que más me interesa de Only God Forgives, de Nicolas Winding Refn, es que me produce sensaciones muy contradictorias, dividiendo mi relación de amor y odio hacia la película. La odio porque veo su exceso de pose, su voluntad de demostrar su genialidad en cada plano, su manierismo artificioso llevado hasta el límite. En cambio, la amo porque este artificio la convierte en una pura abstracción, en un simple juego de imágenes y músicas, en un ejercicio estético que hace del vacío su razón de existencia, y porque detrás de tanta pose hay un deseo de romper con el relato para avanzar hacia un simple ejercicio estético que, una vez superados los complejos, es interesante. Quizás la amo y la odio porque aparte del blanco y del negro existen muchas gamas de colores, o quizás porque estamos en Cannes y no cesamos de buscar esa obra maestra desconocida que puede que no exista. ÀNGEL QUINTANA
En el origen de Only God Forgives, nos cuenta su director, anidan búsquedas existenciales y religiosas, preguntas sobre el destino y sobre la naturaleza humana, que finalmente pesan como una losa sobre las imágenes hiperestilizadas de este film que camina, durante todo su recorrido, como un funambulista, siempre a punto de despeñarse hacia el vacío y hacia el ridículo (bajo toneladas de violencia gore), pero también manteniendo un apoyo -nada desdeñable- en el hipnótico formalismo de su propuesta estética, que constituye en este aspecto la propuesta más atrevida y más radical que se ha visto hasta ahora en la sección oficial. De nuevo, como en la película de Claire Denis (Les Salauds), una trama de abuso sexual y violencia criminal sobre menores, desarrollada aquí entre los prostíbulos de Singapur, sustenta el ‘mcguffin’ de una película que apuesta todas sus bazas en el terreno de la puesta en escena y de la estilización. Como si los personajes se movieran en todo momento a cámara lenta, bajo luces de neón y a ritmo de suntuosa fantasmagoría onírica, nada hay en el film que apele al realismo ni a códigos genéricos tradicionales. Se puede pensar que Winding Refn se ha tomado demasiado en serio a sí mismo y que se ha perdido en el camino, o también que ha radicalizado tanto su personal indagación formal y existencial que ha inventado una nueva ‘forma fílmica’ para hacerse preguntas trascendentales. Este cronista debe confesar que se encuentra más cerca de la primera opción que de la segunda. CARLS F. HEREDERO
En cambio, la amo porque este artificio la convierte en una pura abstracción, en un simple juego de imágenes y músicas, en un ejercicio estético que hace del vacío su razón de existencia, y porque detrás de tanta pose hay un deseo de romper con el relato para avanzar hacia un simple ejercicio estético que, una vez superados los complejos, es interesante.
Pero no basta con que te guste esa pose, hay que justificarla y darle una razón de ser
Podemos decir ya que Drive fue una sonada de flauta y que se la hizo su primo?
Alejandro G. Calvo en http://www.sensacine.com/noticias/cine/noticia-18512252/Cannes 2013: 'Only God Forgives', de Winding Refn y Ryan Gosling, todo un manjar de puñetazos
Recibida con abucheos por una parte de la prensa, 'Only God Forgives' es un delirio esteta de muchos kilovatios. También os contamos qué tal son 'Un château en Italia' de Valeria Bruni Tedeschi y 'Grigris' de Mahamata Saleh-Haroun.
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El director Nicolas Winding Refn en la presentación de Only God Forgives.
A falta de tres días de terminar el festival de Cannes lo cierto es que no ha habido ninguna película que haya recibido un aplauso crítico unánime -lo más cerca que se ha estado ha sido con Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen-, sino más bien todo tipo de reacciones tibias -Ozon, Kore-eda, Jia Zangke- y una gran polémica: La grande bellezza de Paolo Sorrentino. Vamos, que la cosa estaba bastante aburrida. Así que, en mi opinión, creo Only God Forgives de Nicolas Winding Refn nos ha caído como agua de mayo, sacándonos del letargo de tanta película decepcionante y, por encima de todo, situando un debate crítico bien interesante alrededor de un título que rompe con todos los esquemas previstos. La reacción de parte de la prensa, abucheándola en los títulos de crédito -que se abren con una dedicatoria a Alejandro Jodorowski-, ha resultado la anécdota tonta del día: ninguna película lo merece y ésta, menos; pero el cronista veterano ya está acostumbrado a esta fea práctica a la que Cannes no es indemne. Aquí, ha habido abucheos terribles a Jean-Luc Godard, Alain Resnais, Philippe Garrel, Naomi Kawase... incluso recuerdo a Carlos Boyero gritando "¡hijo de puta!" a los títulos de crédito de Anticristo de Lars Von Trier. Qué le vamos a hacer.
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Los espectadores que esperen de Only God Forgives que sea una versión tailandesa de Drive ya pueden ir quitándoselo de la cabeza. Winding Refn ha demostrado a lo largo y ancho de su carrera que su gusto por la experimentación sólo es igualado por su notable talento a la hora de poner en escena todo tipo de actos violentos. Y si algo tienen en común Pusher, Valhalla Rising, Bronson y Drive, es que todas ellas son películas que juegan a desestructurar los códigos genéricos de los que parten, acercándose a un modelo cinematográfico -en la onda de cineastas como Monte Hellman, Jean-Pierre Melville o Paul Schrader- donde importa más la metafísica (o lo trascendental) que pueda poseer el relato que el propio argumento en sí. Only God Forgives no es, como parece en el tráiler, una película de peleas callejeras en Taiwan -aunque las hay y son brutales-, ni siquiera una historia de vendetta con un hombre (Ryan Gosling) tratando de vengar a su hermano asesinado -aunque ese es el motor que da arranque a la película-. Aquí, todo es mucho más complejo: a modo de pesadilla lynchiana, la película crea una radiografía tóxica en la relación existente entre una madre diabólica (Kristin Scott Thomas) y su más bien autista hijo (Gosling tiene cinco frases en toda la película), obligándolo a recorrer un azaroso y violento camino que sea capaz de reunirlos de nuevo (dejando un cúmulo de cadáveres a su paso). Winding Refn se deja llevar por su lado más esteta y violento, saturando toda la película de colores rojos, bañándolo en el tremendo score de Cliff Martínez -puede que sea su mejor obra desde Wonderland- y ralentizando unas imágenes donde uno es incapaz de distinguir donde acaba lo real y empieza la pesadilla. Vamos, que Only God Forgives es pura atmósfera, tan bella como tóxica, que cruza los vaivenes al ralentí de Wong Kar-wai con el cine policíaco de los 70 (tiene también algo a Seijun Suzuki). Éxtasis en estado puro. Eso sí, las fans teens de Ryan Gosling se van a sentir tan conmocionadas como hicieron en su día las de Brad Pitt en El árbol de la vida y las de Robert Pattinson en Cosmopolis. Quedáis avisadas.
Podemos decir ya que Drive fue una sonada de flauta y que se la hizo su primo?