Respuesta: Películas que vais viendo en casita
Huy, le robo el primer post a Sikander!
EL INVISIBLE HARVEY (Harvey, Henry Koster, 1950)
Cada vez que la veo me gusta más, pequeña gran película y one man show de James Stewart en el que es quizá el personaje más entrañable y enigmático de su carrera: el señor Elwood P. Dowd, un encantador y acomodado hombrecito cuyo mejor amigo es un conejo de dos metros al que sólo él puede ver.
Y lo mejor es la cantidad de niveles a la que funciona esta película: es una deliciosa comedia de enredos con diálogos milimetrados y escenas de confusión (provocadas con Harvey) muy divertidas. Es, también, una fantasía que Koster convierte ambiguamente en realidad a través de varios momentos (el libro del médico, el inexplicado origen del cuadro o por supuesto ese final). Es un recital interpretativo con Stewart demostrando su principal arma interpretativa: dar la impresión de que sin hacer nada, lo hace todo; una interpretación sensacional que nace de la sencillez, el talento directo y lo conocido que tenía Stewart al personaje tras representarlo en los teatros (y a su altura tenemos a Josephine Hull, dándole perfecta réplica y peleando plano con Stewart con empate técnico). Y es, además, el retrato de un hombre y un alcoholismo hecho carne (invisible), de la huida de la realidad ("llevo 35 años escapando de la realidad y al fin puedo decir que lo he conseguido") tanto como el abrazo a la imaginación como evasión de misteriosos hechos en el pasado, posiblement traumáticos (¿no recuerda un poco a Fisher king?) para que podamos construir, a base de retazos aquí y allá descubiertos al revisar poco a poco la película, la ¿posible? historia del encantador señor Dowd. Elwood P. Dowd. ¿Quiere una tarjeta?
Huy, le robo el primer post a Sikander!

EL INVISIBLE HARVEY (Harvey, Henry Koster, 1950)
Cada vez que la veo me gusta más, pequeña gran película y one man show de James Stewart en el que es quizá el personaje más entrañable y enigmático de su carrera: el señor Elwood P. Dowd, un encantador y acomodado hombrecito cuyo mejor amigo es un conejo de dos metros al que sólo él puede ver.
Y lo mejor es la cantidad de niveles a la que funciona esta película: es una deliciosa comedia de enredos con diálogos milimetrados y escenas de confusión (provocadas con Harvey) muy divertidas. Es, también, una fantasía que Koster convierte ambiguamente en realidad a través de varios momentos (el libro del médico, el inexplicado origen del cuadro o por supuesto ese final). Es un recital interpretativo con Stewart demostrando su principal arma interpretativa: dar la impresión de que sin hacer nada, lo hace todo; una interpretación sensacional que nace de la sencillez, el talento directo y lo conocido que tenía Stewart al personaje tras representarlo en los teatros (y a su altura tenemos a Josephine Hull, dándole perfecta réplica y peleando plano con Stewart con empate técnico). Y es, además, el retrato de un hombre y un alcoholismo hecho carne (invisible), de la huida de la realidad ("llevo 35 años escapando de la realidad y al fin puedo decir que lo he conseguido") tanto como el abrazo a la imaginación como evasión de misteriosos hechos en el pasado, posiblement traumáticos (¿no recuerda un poco a Fisher king?) para que podamos construir, a base de retazos aquí y allá descubiertos al revisar poco a poco la película, la ¿posible? historia del encantador señor Dowd. Elwood P. Dowd. ¿Quiere una tarjeta?
