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¿Pero alguien duda de que sea una broma? ¿En serio?
La 40ª temporada de Saturday Night Livedio sus primeros pasos con una alarmante falta de inspiración consecuencia de la reciente desbandada de intérpretes y guionistas, pero es de esperar que, poco a poco, la necesaria renovación del equipo vaya cogiendo soltura. Desde luego, ayuda contar con invitados tan entregados y versátiles como Jim Carrey, que el sábado pasado ejerció como maestro de ceremonias del cuarto programa de la temporada para promocionar la inminente Dos tontos todavía más tontos y brindó un buen puñado de momentos memorables. A continuación puedes ver algunos de ellos gracias a los vídeos de The Wrap.
Para empezar, en medio de un sketch donde se escenificaba una reunión familiar del clan Carrey —momento que el reparto del programa aprovechó para lucir sus imitaciones de distintos personajes de la filmografía del actor, incluido el Fire Marshall Bill del show In Living Color,una de sus primeras creaciones antes de hacerse famoso— apareció Jeff Daniels caracterizado como Lloyd Christmas.
Carrey también demostró sus dotes de imitador con una serie de vídeos que parodian el reciente anuncio de Lincoln con Matthew McConaughey al volante. En ellos, el protagonista de True Detectivese plantea cuestiones fundamentales sobre la existencia humana, el rumbo de su carrera (“de ganar un Oscar a hacer un anuncio de coches”) y el destinod el moco al que da vueltas con los dedos de la mano derecha.
Por último, el gran momento de la noche llegó con este sketch de una fiesta de disfraces de Halloween donde dos invitados —Carrey y Kate McKinnon— coinciden vestidos como la niña bailarina del videolcip de Chandelier de Sia. La única forma de comprobar a cuál de los dos le queda mejor es organizar un duelo de bailes con la canción en directo, a lo que también se suma la invitada musical Iggy Azalea.
El actorJim Carrey sorprendió al veterano presentador David Letterman, conductor del famoso espacio de la televisión estadounidense «Late show», al someterle a una chapucera prueba para descartar que estuviera infectado de ébola o de cualquier otra enfermedad contagiosa.
«Antes de empezar, solo quiero tomar una pequeña precaución», anunció el protagonista de La máscara. En ese momento extrajo u termómetro. «Esto se pone en tu oído, en tu boca, donde te apetezca. Está esterilizado», explicó. Letterman aceptó seguirle el juego y permitió que le pusiera el termómetro en la boca... aunque con gesto cariacontecido.
«Quiero hacerte un par de preguntas fáciles, respóndelas con un sí o un no», prosiguió Carrey, que lanzó entonces la primera pregunta. «¿Has viajado al extranjero últimamente?». El presentador negó con la cabeza. «¿Has besado alguna vez a un mono o lamido el asiento del retrete de un aeropuerto?», lanzó entonces el actor. Para dar mayor comicidad al asunto, Letterman realizó un gesto que dejó la duda flotando en el aire. «¿Quizás? No es importante», replicó el intérprete.
Finalmente, extrajo el termómetro y proclamó: «Doce grados, justo como el estudio. Es un poco bajo pero no es sintomático». Tras pasar la prueba, Letterman se interesó por los temores de su invitado: «Tú viajas por todo el mundo promocionando tus películas. ¿Te preocupan las enfermedades?». A lo que Carrey replicó: «Cuando has hecho un par de tour promocionales, le das la bienvenida a la muerte. No queda nada que tenga sentido. Y he estado casado un par de veces, hace falta mucho para que me asuste», bromeó.
Precauciones auténticas
El show de Carrey no pasó de una broma de las que suelen hacerse en la franja nocturna de la televisión estadounidense, pero en ocasiones el temor a contraer enfermedades como el ébola ha sido muy real. Sucedió recientemente con la cantante Ariana Grande, que aplazó su visita a España, para participar en programas de televisión como «El Hormiguero» por temor al virus del ébola.
"No tenemos trabajo, no tenemos comida... ¡A nuestras mascotas se les cae la cabeza!", se lamentaba Lloyd en 'Dos tontos muy tontos', esa cima absoluta del humor elemental que consagró a los hermanos Farrelly como autores clave de la renovación de la risa mainstream que llegaría en la segunda mitad de los 90. Sin embargo, los extraordinarios (y extraordinariamente memos) gags de su guión jamás habrían funcionado si no hubiesen tenido a dos actores capaces de venderlos: ahí es donde entró en escena la magia de Jeff Daniels y, sobre todo, Jim Carrey, capaces de convencernos de que hay gente tan idiota que piensa que a los canarios se les cae la cabeza con la edad. El primero era (y es) un intérprete dramático encantado de poder hacer el tonto en pantalla, pero el segundo era otra cosa. Para el estreno 'Dos tontos muy tontos', en diciembre de 1994, Carrey ya había pasado de joven promesa a estrella en alza, y todo gracias a dos éxitos de taquilla que lo sacaron para siempre de la televisión y le pusieron en bandeja un papel de superlujo en 'Batman Forever' (1995).
¿A qué clase de pacto oscuro con un dios nórdico llegó el actor canadiense para tener un año con el que el resto de los cómicos sólo pueden soñar? Fotogramas investiga el 1994 de Jim Carrey.
ANTECEDENTES
La suya es una historia de superación y perseverancia de manual: tras dejarse la piel sobre los escenarios de stand-up de todo Toronto, el joven Carrey fue apadrinado nada menos que por Rodney Dangerfield, que le consiguió un bolo en Las Vegas. De allí se fue a Los Angeles, donde siguió labrándose una reputación como rey de las imitaciones y los gestos extremos que, con el tiempo, lo acabó llevando hasta una aparición puntual en 'The Tonight Show'. Por supuesto que llamó a la puerta del 'Saturday Night Live', pero Lorne Michaels no respondió. Se pasó el resto de los años 80 actuando en películas de bajo presupuesto o resultados poco distinguidos ('Mordiscos peligrosos', 1985), haciéndose un hueco en sitcoms no demasiado longevas y perfeccionando su acto sobre el escenario, labor para la que contó con un camarada que quizá te suene: Judd Apatow. Su carta de presentación en Hollywood fue 'In Living Color', una serie de sketches creada por los hermanos Wayans donde le fue muy fácil destacar. Para la tercera temporada, Carrey ya había firmado su primer gran papel protagonista en el cine.
'ACE VENTURA, UN DETECTIVE DIFERENTE'
El guionista Jack Bernstein y el productor Bob Israel llevaban seis años dándole vueltas a una parodia noir con un detective de mascotas, pero entonces llegó él. Jim Carrey aceptó ser Ace Ventura con la condición de que le dejaran revisar el guión de cabo a rabo junto al director Tom Shadyac, que acabaría convirtiéndose en uno de sus colaboradores clave durante esta primera etapa. Si a eso le sumamos las toneladas de improvisación en el plató, tendremos que concluir que 'Ace Ventura, un detective diferente' fue el primer trabajo de Carrey donde realmente le dejaron ser un autor total. Su estilo no dejó indiferente a nadie: fue nominado a Mejor Actor por los MTV Movie Awards... y también a Peor Estrella Emergente por los Razzies. Sea como fuere, sus frases y sus manierismos calaron en la cultura pop de forma decisiva, dejándole vía libre para seguir llevando al personaje hasta el extremo en una de las secuelas más libérrrimas y disparatadas de la comedia moderna. Vista hoy, 'Ace Ventura' puede resultar un tanto desagradable (sus chistes transfóbicos no han envejecido nada bien), pero en su momento fue el bombazo que el actor necesitaba.
'LA MÁSCARA'
A Roger Ebert se le desgastaron las manos de aplaudir la variedad de registros de Jim Carrey en esta estupenda comedia de acción, donde podemos ver cómo pasa de perfecto straight man a encarnación suprema de las esencias del cartoon más excéntrico. Cada vez que su personaje se ponía la máscara superpoderosa del título, el actor era un show de un solo hombre, capaz de canalizar a su mejor Tex Avery o de plantarle cara al mismísimo Robin Williams en su coctelera de parodias e imitaciones a velocidad de metralleta. 'La Máscara' fue aún más allá que 'Ace Ventura' como soberbio tour de force de un cómico al que no le costaba nada dejar claro que estaba dispuesto a comerse el mundo. Si a eso le sumamos el descubrimiento de otra estrella (Cameron Diaz) y sus avances en los efectos digitales, tenemos como resultado una de las películas más chispeantes (perdón) del Hollywood de la época.
'DOS TONTOS MUY TONTOS'
'Cuando Harry encontró a Lloyd' fue el subtítulo de una olvidable precuela sin nadie del equipo creativo original, pero el fan de estos zoquetes sabe que su auténtica historia de orígenes es esta película perfecta, en la que los Farrelly acabaron con la supremacía en taquilla de la comedia romántica y recordaron toda la orgullosa tradición tonta del humor norteamericano (desde los Three Stooges hasta 'Un loco anda suelto'). No en vano, Steve Martin fue la primera opción de los cineastas para Lloyd, pero finalmente aceptaron pagarle a Carrey su nuevo salario de apuesta segura en taquilla. Es poco probable que se arrepintieran: su química con Jeff Daniels es palpable desde que entran juntos en su destartalado piso, kilómetro cero de una aventura por carreteras secundarias que los llevará, furgoneta-perro y minimoto mediante, hasta Aspen. 'Dos tontos muy tontos' generó, al igual que 'Ace Ventura' y 'La Máscara', su propia serie de animación televisiva, un testimonio de la importancia fundamental de Jim Carrey para toda una generación de niños adictos a la comedia de por vida. Y todo por su culpa. O, más concretamente, por culpa de su espectacular 1994.