Pues así de sopetón y sin anestesia. Me he ido a ver al gran Steve Vai en el Cervantes, en Málaga. Dos horas y cuarto sin parar en un espectacular concierto, donde el virtuoso guitarrista lo ha dado todo.
Los gestos y movimientos que hace mientras toca y mueve los dedos de manera vertiginosa es para no apartar la mirada.
Ha puesto a todo el teatro en pie al finalizar el concierto (con un lleno absoluto).
La verdad es que lo da todo en el escenario. Me empecé a preocupar cuando casi finaliza el concierto se pone a estirar manos y dedos, como si se le agarrotaran. Pero nada, ahí está.
Este sitio utiliza cookies para ayudar a personalizar el contenido, adaptar tu experiencia y mantenerte conectado si te has registrado.
Para continuar utilizando este sitio, debe aceptarse nuestro uso de cookies.