No vendrá de allí
Hoy, dos expresiones.
La primera la he rescatado con un arnés esta misma mañana en una cafetería. Una señora le acaba de pagar el café a su amiga y, viendo que esta última insiste en abonarle la deuda, dice:
“Va mujer, no vendrá de un café”. ¿Qué cosa será lo que no venga de un café?, ¿la discordia? ¿el diablo?.
Del café no emanará lo que nos mate, me niego a creer que provenga de esa tacita. Y yo digo, quizás ese avatar horrendo provenga precisamente del café, como un pedo fino, una bufa -como decíamos en mi colegio-.
La segunda,
“estoy para el arrastre”, dicha por un anciano. Viene a decirnos que ya está listo para el día del arrastre, el día en que lo arrastren junto a otros vejestorios ¿por el barrio?, ¿cómo?.
Valgo tan poco que ya pueden usarme para el espectáculo del arrastre de cuerpos. Un evento serio que se asume con resignación.
Esta tarde hay arrastre, van a arrastrar a mi padre, que ya está preparado; también arrastran al hijo de la Puri, que dijo que estaba listo un día que volvió muy cansado de unas colonias de verano... (pobre chaval, no midió sus palabras y soltó irónicamente el temido
estoy para el arrastre antes de dejarse caer en el sofá mientras su madre metía sus ropas de
Boy Scout en la lavadora).
Publicado por Miguel Noguera en
15:03 10