Yo espero que no salga Madrid.
-Los juegos olímpicos son deficitarios. En Los Angeles sacaron dinero a base de permitir que las empresas de allí lo organizaran todo, eso no se ha vuelto a hacer y siempre se pierde dinero.
-Infraestructuras innecesarias. No hace falta construir más estadios. Las instalaciones deportivas que hay ahora en Madrid no se aprovechan, hacer más es tirar el dinero por gusto. Si se aprovechase para reformar alguna de las instalaciones podría estar bien, pero no se hará.
-Modernización de la ciudad. Otros países han vivido ya esa modernización, al final los barrios que interesan se modernizan y los otros no, lo único que se consigue es crear más desigualdad social.
-Trabajo. Las olimpiadas duran tres semanas, eso son tres semanas de trabajo para el sector servicios, el coste desproporcionado de las olimpiadas no se acerca ni a compensar lo que se puede ganar en tres semanas. En construcción tampoco se notará nada, si el 80% está construido como dicen ese 20% dará trabajo a alguien, sí, pero de nuevo, no es una cantidad de trabajo suficiente como para que valga la pena organizar los juegos.
-Precios. El aumento de precio y la especulación va a ser bestial, eso lo sufrirán los ciudadanos de Madrid.
-Nuestros políticos. Todos sabemos lo que son y que van a provechar para robar lo máximo que puedan, de hecho el único motivo por que quieren organizar los juegos es para robar mientras los organizan, no les importa una mierda el deporte ni la gente.
-Fomentan el deporte. Quien quiere hacer deporte puede salir a la calle y hacerlo. El deporte profesional fomenta el sedentarismo de la gente que se sienta a verlo. Cualquier ayuntamiento puede invertir en deporte gastando mucho menos creando programas gratuitos para jóvenes y no tan jóvenes, torneos, competiciones y mil cosas más. No es necesario unas olimpiadas para fomentar el deporte, de hecho es contraproducente.
-Madrid y PP. Da igual que las proponga el PP, el PSOE o quien sea, da igual que sean en Madrid, Barcelona o Sevilla. Son una mala idea, una mala idea que pagamos todos. No tiene que ver con política ni con fanatismos, tiene que ver con sentido común.