A mi, que Reverte se monte un personaje (que no lo es), y vaya de tal, me parecería (si lo fuera) absolutamente irrelevante. Allá cada uno lo que haga con su vida. Más aún cuando tienes una trayectoria detrás de reconocido prestigio. Si dentro de ese supuesto personaje, respondes a quien te ataca e insulta, y lo pones en su sitio, no solo es que lo vea normal, es que lo aplaudo. Y si alguien percibe cierto tono de perdonavidas, pues aunque así fuera, para mi se ha ganado el derecho a utilizarlo.
Pero en el otro lado tenemos a un personaje lamentable que no ha hecho nada más en su vida que arrimarse al partido que le interesaba, y que va montando penosos espectáculos faltando al respeto a todo el que no opina como él. Es un personaje no público, sino publiquísimo, y no por sus méritos, sino por sus enchufes y su ansia de protagonismo. Que menos que asumir las cobnsecuencias de ello.
Y por otra parte, a una señora que por uno de esos azares de la vida se ha encontrado como alcaldesa de Barcelona (y no me digas que por que le han votado, que no es cierto), y que en lugar de comportarse como tal, no pierde oportunidad de montar espectáculo público para mantenerse en el candelero si eso le sirve para alimentar sus pretensiones futuras. Y en esta ocasión, ha intentado meter baza donde nadie la había llamado, y se lo han remarcado sin achantarse. Ole por el señor Reverte, y muy mal por la señora Colau, que no debería olvidar quién es y que cargo ocupa.
Así que no, no es lo mismo. No empecemos otra vez con la maldita equidistancia, otra plaga actual como las que ya he remarcado de la corrección política y la superioridad moral de algunos.