Cuando Harry encontró a Sally, de Rob Reiner
Curioso cuanto menos que del orgasmo (falso) más famoso de la historia del cine, que es lo más picantón de una peli para todos los públicos... lo no tan conocido sea precisamente el remate, lo que da auténtico sentido cómico a la secuencia, que es la frase y la reacción de la señora en la mesa de al lado.
Taquillazo que impulsó a Meg Ryan como reina de la comedia romántica, con el molde típico y previsible del género sin dejarse una coma; Nora Ephron deja un guion lleno de frases y réplicas agudas y con una calculada estructura que permite observar el avance de la parejita durante los años, sus encuentros y desencuentros, y de ahí, un tratado en torno a las relaciones entre hombres y mujeres, y por lo tanto humanas en general, en muchos sentidos comparable al universo de Woody Allen; humor, cierta filosofía, cierta dosis de misantropía por la parte masculina… y cómo no, las élites neoyorkinas muy (demasiado) amablemente satirizadas y el yuppismo ochentero, con las neurosis, el mirarse el ombligo y las tribulaciones sentimentales de quien tiene la vida resuelta entre fiestas, áticos, “citas”, etc. y que el común de los mortales, con problemas reales, no puede permitirse. Como en el gafotas, aquí hay una mirada hacia el pasado y un amor por el clasicismo, en forma de alusiones directas (“Casablanca”), o bien dentro de la propia película, como una carrera final de homenaje directo a “El apartamento”, que es de lo más apreciable del film.
Exaltación romántica y final feliz y bonito no pueden faltar, mientras que el recurso de las entrevistas insertadas a matrimonios de ancianos entiendo que busca ese significado del amor como algo sólido y que no cambia pese a las generaciones, un vínculo que quizá tiene más que ver con el asunto central, que es la amistad desinteresada siendo puesta a prueba, más o menos improbable y un tanto quimérica entre ambos sexos, enzarzados en su guerra habitual; las reflexiones sobre tan espinosa cuestión diría que no han perdido actualidad, al menos dentro de la heterosexualidad y quién sabe si más allá.
La secuencia inicial del viaje en coche, mostrando el contraste de personalidades tan austeniano y que sabemos perfectamente que acabarán reconociéndose y reconciliándose, es puro ritmo y química entre ellos dos, siendo el suyo uno viaje no solo físico sino hacia la madurez , el descubrimiento y la comprensión mutua, el experimentar desengaños… gente con sus egos, pero también vulnerable tras sus corazas tanto de cascarrabias resabiado y pija insoportable. Mencionar también a los secundarios amiguetes, otro elemento característico de este tipo de historias, con cada parte compartiendo sus intimidades y precupaciones con el amigo o amiga de turno (Carrie Fisher de mujer florero)… que dan pie a alguna que otra secuencia, como la de la pantalla partida, resuelta con ingenio.