Respuesta: El IVA del cine pasa del 8% al 21%
Te entiendo; personalmente nada compensa ver una pelicula en una sala oscura llena de gente respetuosa (y si intercatua con el film, mejor), el ritual de salir, la entrada, la gran pantalla, la gran calidad de la imagen... Para mí, el hogar es un pobre sustituto para tal experiencia, al menos en primera instancia. Primer visionado, vamos. Yo, si me estrenan en un buen cine buenamente peliculas que ya tengo en casa, voy, si lo permite doña Peseta, sin ningún tipo de reparos. Algunos de mis recuerdos más agradables de la niñez y la primera juventud radica en en la bonhomia de un sala de cine, ya sea de invierno o de verano. Para mi, pocas cosas hay igual.
Ahora bien... Hynomura habla con el fundamento del gran problema de esta filosofái en su justa base: el estado de los cines y por lo tanto la experiencia, se ha ido contaminando hasta lo insoportable. A veces es horrible. Proyecciones dignas de un gato sin guantes, proyeccionistas que tendrían problemas intelectuales, morales y metafisicos a la hora de conseguir una coca cola de una máquina expendedora, imagenes fuera de foco,borosas, aplastadas, saliendose de la pantalla, gente hablando por el movil en media pelicula, chavales insoportables, asientos incómodos, gente entrando con la pelicula empezada y tardando siete horas en encontrar asientos, problemas de sonido...
Francamente, la lista es interminable. Casi literalmente.
El teatro es más caro, pero está más cuidado, y eso que el teatro, a día de hoy, no es para snobs; es bastante populista; esto no es un montón de elitistas puritanos que han venido a saborear la más alta manifestación del alma humana (aunque lo sea), sino Juani la del piso del 15 que no ha visto un Shakespeare en su vida; y aún así, el respeto y saber estar, es envidiable. En parte porque es una aportación en directo, en el cine los actores del film no te van a allamar al atención frente a toda la sala, humillándote, pero no es solo eso; también es una cuestión de actitud, y el primer paso para ese tipo de aleccionamiento empieza por el teatro mismo; saber tomarse en serio a si mismo y defender su propia dignidad.
En el cine, lo que debería ser un placer se ha convertido en una auténtica agonía. Al cine habría que ir entusiasmado y expectante ante los goces que uno puede recibir, y solo un ligero temor de las decepciones que nos pueden caer, no temeroso y acobraddao preguntándose que desgraciada forma de torpeza e ineptitud y falta de civismo nos va a cortar el gozo de raíz cuando menos lo esperamos.
Así NO.