En Tierra Hostil es una película de acción con cierto mensaje. Eso es la bomba. Por un lado, va de un grupo de artificieros al que le queda nada para terminar el turno en Irak donde cada día es más imposible que el anterior. Por otro, es un film con unos cuantos mensajes muy arriesgados, siendo el principal “la guerra mola” y te presenta a un psicópata como protagonista, en la más pura tradición de Apocalypse Now. Y de remate te cuela un poco de rock anarka con Ministry por si no te ha quedado claro de qué pie cojea. El caso es, que no hay forma de engañarse: funciona. Funciona a un nivel que la ha hecho distinguirse del resto de films de este año porque cada segundo, cada plano, te da la sensación de que el equipo técnico y creativo se está dejando los huevos en una parrilla. En Tierra Hostil destila una sensación de cabreo y de rabia y eso es inapelable. Es lo más cercano al cine de Mel Gibson sin ser Mel Gibson. Más que un film, es un misil con destino tu culo.

William James es el protagonista del film. Sargento artificiero que vive por y para desactivar explosivos y todo lo demás no existe. Ni le importa poner en peligro la vida de sus compañeros, y le da igual que en casa le esté esperando un crío y Evangeline Lilly. Es una puta cabra. No sólo es adicto a la adrenalina. Es un pavo que quiere demostrar que es más listo que los que ponen las bombas. Un genio criminal disfrazado. Un anti-héroe. Un estereotipo de villano al que se le da la vuelta flagrantemente. Este papel no es un bombón: es la Caja Roja de Nestlé y como Jeremy Renner no es tonto, el tío se hincha. Toda la película gira en torno a él. Se podrían hacer estudios sobre él. Es un grandísimo personaje. Si sólo la película le sacara todo el provecho.
Veréis: En Tierra Hostil no tiene trama. Es un montón de episodios puestos juntos y a tirar. Parece Friends: “El del Francotirador”, “El de la bomba múltiple”, “El de que nos secuestran al compañero”. Pero hay una parte de la película que nos habla de un chaval iraquí que vive en la base y que en un momento desaparece. Y aquí el amigo James decide saber qué ha sido de él. Esa búsqueda le lleva de pasada a conocer algunos motivos por los que Estados Unidos está invadiendo Irak: la trama política que rodea a todo este pifostio.
Y a James le supera. Porque el es un animal de guerra. Es un psicópata. En el momento en el que tiene que comprender los motivos, se le cruzan los cables. En Tierra Hostil se centra en esa situación durante unos pocos minutos, pero es en esos pocos minutos donde la película no impacta: da un miedo que te cagas. El tío que hace la guerra intenta comprender por qué está ahí. Muy al rollo del Comediante de Watchmen. Simplemente, su cerebro no está capacitado para ello. El film pega un repunte tan absolutamente bestial –deja de ser un film bélico para meterse en un pozo negro– que Mark Boal y Kathryn Bigelow tienen que volver a terreno conocido, que dominan muy bien, porque no se atreven. Y, más que la falta de trama, eso es lo que me jode de esta peli. Que “amenaza con”, pero no llega.

Da igual, en cierto modo, porque el terreno conocido es magnífico, fundamentalmente por un motivo: este film tiene escenas de acción “como las de antes”. El film puede estar rodado con una cámara en mano guiada por un borracho. Bien. Lo aceptamos, y simpatizo con todos aquellos con los que han criticado este hecho –nuestro lector fluidoramon es particulamente elocuente y bienvenido en este aspecto–. Pero la cámara es un elemento más. Cuando digo “como las de antes” es que las escenas de acción de En Tierra Hostil duran la tira, porque es necesario. Recupera una cosa llamada “set pieces”: secuencias que parecen un minicorto con principio, nudo y desenlace, y que hoy en día brillan casi por su ausencia, cuando hace veinte años gente como De Palma prácticamente construían un film en torno a ellas. El mencionado duelo de francotiradores se prolonga durante diez minutos, y nunca te da la sensación de que sobre ninguno, porque todo está perfectamente detallado (James, dejando caer sorprendido una palanca cuando ve el bombazo que tiene que desactivar). Todas las escenas de acción son así, con el pulso torcido, pero son así. Ya, ojalá estuviera McTiernan con una cámara grúa, pero es lo que hay.
En realidad, me alegro por Bigelow, que es una chica que vale para lo que vale. Durante veinte años ha tenido que lidiar en un mundo… joer perdonad la perogrullada, hostil, como máximo exponente femenino de cine de acción. Si se ha mantenido no ha sido por ser chica, sino porque lo ha valido. Representar las mencionadas escenas, controlar los personajes –es cojonudo como esta chica interpreta la amistad masculina: la única escena en la que los tres machotes se confiesan sus movidas acaba a palos– y captar perfectamente el rollo nihilista que domina la película son aspectos en los que uno tiene que hacer valer cierto grado de experiencia y Bigelow se encuentra con este film en un punto en el que parece haber encontrado una voz particular que puede concederla un amplio margen de acción para iniciar una nueva etapa como cineasta. El hecho de encontrar tu propia voz parece, lamentablemente, un fenómeno prácticamente reservado a directores masculinos. En Bigelow parece haberse visto cierto grado de evolución: da la sensación de que En Tierra Hostil la ha dirigido como la ha dado la real gana, lejos de formalismos (K-19), influencias cameronianas (Dias Extraños) y de manera completamente independiente, y eso es maravilloso.

Total, que entre interpretaciones (Anthony Mackie merecería una mención especial si no estuviera tan, pero tan supeditado al personaje de Renner), cameos, escenas de acción, mensajito anárquico, rollo antifamiliar, brillante diseño de producción, y puro pulso cinematográfico, En Tierra Hostil es simplemente la típica película que sale cada X tiempo que se vende como “un combinado explosivo de mogollón de cosas” yES un combinado explosivo de mogollón de cosas. Es nervio puro y duro en un momento en el que predomina el control, la contención, la corrección política y el servilismo. Ojalá se hubiera atrevido a ser la película de terror que amenaza durante cinco gloriosos minutos, pero eso hubiera sido pedir peras al olmo. No me ha parecido la inconmesurable película definitiva sobre la guerra. Simplemente es una grandísima peli de acción. Menos el simplemente.