Magnolia... y no te servirá de nada porque cada hijo coge el truco a su propio padre. Te valorará, estudiará y pillará por dónde más te duele o por donde cogeas. Que todo dicho sea de paso, no hay como un hijo para que encuentre tu cogera en horas. Y tú harás lo que buenamente puedas. Intentarás educarle, reñirle, darle un azote, te prometerás que nunca más perderás los nervios y llegará el crío, de apenas tres años, y después de jurarte por Spielberg que no volverá a sacarte de tus casillas, te llevará hasta el infinito y más allá. Y cuando creas que ya has ido todo lo lejos que te pueda llevar una "mierda mocoso", descubrirás que tu supuesto límite estaba mucho más lejos del conocido.
Y te sorprenderás con técnicas de yoga y respiraciones profundas para no matarlo y el cántico aquel del OHMMMMM. Que, para que lo sepas, tampoco funciona.
Así que, no importa lo que te digan o lo que pretendas, la realidad supera a la ficción con creces

.
Anímate a ser padre...

, que a mí me encantan los padres recién estrenados...

.
Con un niño de tres años, no se puede razonar, porque no
te quiere entender. Basa sus días en descubrir tus límites y los del mundo que le rodea, y un poquito en comer, cagar y (si tienes suerte) dormir. Y como alguien ha dicho anteriormente, es mejor tenerle en el carro jodiendo una planta, que corriendo por todo el supermercado haciendo un barrido de todas las estanterías con su brazo, mientras corre riendo como un descosido por los pasillos, para que no le alcances.
Ningún consejo es bueno, ni efectivo para todos los niños. Sólo funciona lo que funcione con tu propio hijo y eso, lo tendrás que descubrir tú. Además, ya tendrás tiempo de volverte loco aceptando consejos de supuestos expertos en la educación infantil, hasta el punto de que te volverán gilipollas y acabarás haciendo lo que te venga en gana y que tú consideres oportuno. Y es que... así es como lo debes hacer.
Nada... nada... tú ánimo y mucha tila.