Goebbels era otra pieza del engranaje, pero el hilo conductor fue Hitler. Existen documentos que prueban que el ministro de propaganda pensaba inicialmente que el Führer estaba como una puta cabra, y que cumplió sus primeras órdenes convencido de que se iba a pegar un ostión considerable. Para su sorpresa, sus indicaciones funcionaron a la perfección, y desde entonces lo idolatró como todos los demás integrantes de su alto mando, llegando al extremo de tragarse cosas tan difíciles de digerir como que había que buscar la lanza que abrió el costado de Jesucristo como parte de un conjunto de reliquias que les proporcionarían un arma invencible. Un tipo tan culto e inteligente como él, se tragó hasta atrás estas patrañas por que para él, todo lo que dijera Hitler era sagrado e incuestionable. Su misión fué ayudar a transmitir esa sensación al pueblo, con el que Hitler no tenía el contacto directo necesario. Y cumplió a la perfección, desde luego...
Manu1oo1