Corregido.
Nota: tampoco nos echemos flores: el español medio también es incapaz de leer subtítulos, pero para eso existe el doblaje.
Yanquilandia es un país fenomenal, sólo a ellos se les ocurre que sea más barato remakear una peli que doblarla.
Exactamente. Y además, del mismo modo que entre el público español tiran más las americanadas que el cine iraní o el sueco (reconozcámoslo: si la crítica no hubiera puesto tan bien esta película no habría ido a verla ni dios por motu propio), a los yanquis les pasa lo mismo. Por eso a nosotros nos sorprende tanto que estrenen un remake con tan poca diferencia temporal del original, más que nada porque nosotros hemos visto el original... pero la inmensa mayoría del público yanqui no ha visto todas esas joyas foráneas que quedan relegadas a unos pocos privilegiados. Y dado que el cine es un negocio, y el negocio se hace cuando se obtiene el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo, la jugada más segura es coger un éxito foráneo, adaptarlo al gusto local y dedicarse a recoger los frutos.
