Este fin de semana pasado he estado en Amsterdam y decidí entrar a ver Mamma Mia. En rigurosa VOSH. A ver si aprendemos... (con todo el respeto a los excelentes dobladores que tenemos en España).
El caso es que tenía ganas de verla. Me encanta ABBA y me encanta Meryl Streep, y para más inri no he visto el musical aunque sabía de que iba porque todo el mundo que conozco lo ha visto ya. La película es de esas que es imposible de valorar de manera objetiva.
Si me ciño a lo meramente objetivo, como ya he dicho, la historia es una soberbia gilipollez enlazada de modo que las canciones puedan encajar. Los personajes son planos y tópicos como ellos solos, y todo ello adornado a propósito de un ambiente setentero y exótico que huele un poco a tufillo.
Pero ahora viene la parte buena: la película es tan asquerosa, rematadamente divertida que a los 15 minutos ya se te pasa cualquier prejuicio y te pones a tatarear Funny Honey o Money Money Money. Y aunque la película no despega hasta el espectacular número de Dancing Queen, desde ahí en adelante es una fiesta absoluta hasta el último segundo de los títulos de crédito. ¡Por Dios, cuando empezaron a cantar Voulez-Vous me dieron ganas de levantarme a bailar como un poseso!.
Mery Streep está simplemente estupenda. Se nota que aunque es un papel tonto dentro de su carrera, la tía se lo pasa pipa de principio a fin y se nota una barbaridad. Transmite tal alegría que al final te contagia. Y curiosamente, donde ya me terminó de conquistar fue cuando enlazó las dos preciosas baladas Sleeping through my fingers y The winner takes it all, canción que me hizo llorar a lágrima viva y donde, simplemente, lo borda a pesar de sus limitaciones vocales (aunque no lo hace nada mal desde mi punto de vista).
No puedo decir lo mismo de Pierce Brosnan: era un auténtico suplicio verle (y sobre todo oirle) en la pantalla. A su habitual caracartón (nunca me ha gustado como actor) hay que sumarle lo mal que canta y lo incómodo que él está cuando lo hace. Definitivamente, cuando cantaba S.O.S. con la Streep, estaba precisamente pensando en esa palabra respecto a él y lo poco que pega en la película.
Las que sí son absoluta, totalmente FAN-TÁS-TI-CAS son las amigas de Streep, Christine Baranski y (sobre todo) Julie Walters. Son tan sumamente buenas que no paras de reirte a carcajada viva con ellas. La primera brilla con luz propia en Does your mother know y la segunda en prácticamente todo el metraje, con especial mención a Take a chance on me.
El resto de los actores simplemente cumple (qué desperdicio de Colin Firth), aunque destaco lo bien que canta Amanda Seyfried, hija de la Streep en la ficción.
No falta ni una de las canciones buenas de ABBA... ¡si hasta la Streep va por su casa tarareando Fernando!. Chiquitita, Our last summer, Lay all your love on me, Gimme! Gimme! Gimme!, The name of the game, When all is said and done, I do I do I do I do, I have a dream, Thank you for the music y Waterloo. Atención al numerito final, no tiene despercidio. Y os reto a que encontréis los cameos de Benny Anderson y de Björn Ulvaeus, los integrantes masculinos de ABBA.
En conclusión: si bien el film tiene una cantidad enorme de carencias a nivel argumental y por parte de algunos de los actores, la música es tan sumamente buena y te hace sentir tan bien que es imposible que alguien que no tenga un mínimo aprecio a las feel-good songs no llegue a adorar esta película. ¡Ya tengo ganas de verla de nuevo, voy mañana!.
Porque, honestamente, cuando una película te hace salir de la sala con una sonrisa de oreja a oreja como hice yo, personalmente, es que tiene algo.
Dicho está.