Lerink
The Finch Man
Respuesta: Manifestaciones (todo vale?)
Creo que la sociedad española, en su conjunto, se enfrenta a un grave problema y no se está concentrando toda la energía en una solución plausible y eficaz.
El gran problema ahora mismo es la clase política y como se reacciona a ella y desde ella. Me explico: hay un enorme descontento con los políticos, con el sistema, con las promesas incumplidas, con un presidente que, literalmente, dice que él no puede hacer nada.
Entiendo que el principal objetivo del 25S era dar a conocer ese descontento, ir al lugar de trabajo de esos políticos que no escuchan y hacerse oír. Lo que ocurre es que no creo que haya sido el mejor método y, para colmo, los políticos no han entendido el mensaje y resuelven esto con vanidad, prefieren culpar a los manifestantes antes que reconocer que la causa de esa manifestación son ellos mismos.
La pregunta es: ¿Cómo se consigue una mejor regulación de la política? Pongamos por caso, el incumplimiento de promesas electorales, que en otros países se castigan con dimisiones o incluso salen los propios ministros pidiendo perdón públicamente.
El asunto no es considerar que los políticos deben irse, como hacía esta manifestación, si no aspirar a mejores políticos, mejores conductas.
Hay tres elecciones antes de final de año. Por desgracia, estas se producen en tres ambientes donde el debate no es este, si no, curiosamente, otros asuntos distintos. Yo creo que el trabajo de asambleas y manifestantes debería centrarse en esas elecciones: en montar puestos informativos, en promover la participación, en poner en relieve los problemas que nos aquejan y que las tertulias matutinas ignoran deliberadamente, en pedir más democracia, no solo al sistema si no también a los ciudadanos. Este proceso debe de ser de concienciación de todos, políticos y ciudadanos por igual.
Y si eso no funciona, nos merecemos lo que nos pase.
Creo que la sociedad española, en su conjunto, se enfrenta a un grave problema y no se está concentrando toda la energía en una solución plausible y eficaz.
El gran problema ahora mismo es la clase política y como se reacciona a ella y desde ella. Me explico: hay un enorme descontento con los políticos, con el sistema, con las promesas incumplidas, con un presidente que, literalmente, dice que él no puede hacer nada.
Entiendo que el principal objetivo del 25S era dar a conocer ese descontento, ir al lugar de trabajo de esos políticos que no escuchan y hacerse oír. Lo que ocurre es que no creo que haya sido el mejor método y, para colmo, los políticos no han entendido el mensaje y resuelven esto con vanidad, prefieren culpar a los manifestantes antes que reconocer que la causa de esa manifestación son ellos mismos.
La pregunta es: ¿Cómo se consigue una mejor regulación de la política? Pongamos por caso, el incumplimiento de promesas electorales, que en otros países se castigan con dimisiones o incluso salen los propios ministros pidiendo perdón públicamente.
El asunto no es considerar que los políticos deben irse, como hacía esta manifestación, si no aspirar a mejores políticos, mejores conductas.
Hay tres elecciones antes de final de año. Por desgracia, estas se producen en tres ambientes donde el debate no es este, si no, curiosamente, otros asuntos distintos. Yo creo que el trabajo de asambleas y manifestantes debería centrarse en esas elecciones: en montar puestos informativos, en promover la participación, en poner en relieve los problemas que nos aquejan y que las tertulias matutinas ignoran deliberadamente, en pedir más democracia, no solo al sistema si no también a los ciudadanos. Este proceso debe de ser de concienciación de todos, políticos y ciudadanos por igual.
Y si eso no funciona, nos merecemos lo que nos pase.