Más poderoso que la vida de Nicholas Ray
Ray se marca un melodrama cincuentero fascinante que pone en entredicho a la clase media americana, mostrando todas sus frustraciones y mediocridades a través de la vida de un profesor de educación infantil que se vuelve esquizofrénico progresivamente por el abuso de una droga de terapia médica. El final es demasiado complaciente y arreglado, pero el resto de la peli es de órdago, empezando por la interpretación modélica de James Mason (el que halla conocido a algún esquizofrénico con tendencias perversas verá sus experiencias retratadas de forma escalofriantemente realista) y siguiendo por una realización portentosa llena de recursos dramáticos rabiosamente modernos.
Rec de Paco Plaza y Jaume Balagueró
Uno de los hitos del cine de terror patrio más reciente; lo mejor de la película es su honestidad y aparente falta de pretensiones: es una cinta de género en la tradición más pura del mismo, que aprovecha las constantes típicas para hacer incluso cierta crítica social muy hábil sin necesidad de dar discursos. Aunque no es perfecta, se ve con mucho agrado (o desagrado, más bien, pero en este caso es un calificativo positivo) y es de aplaudir la inteligente planificación y la sincronización de los actores para emular el aspecto desmañado de un directo televisivo a pie de calle.
M, el vampiro de Dusseldorf de Fritz Lang
Obra capital del cine, lo tiene todo, empezando por una trama llena de connotaciones sociales y políticas: un asesino de niñas provoca la paranoia y el caos en la ciudad de Dusseldorf.
La gente de a pie sospecha de sus vecinos, cunde la alarma social mientras la policía se ve aparentemente incapaz de encontrar al homicida y hace cientos de redadas inútiles por toda la cidad, de manera que los gremios de los bajos fondos, carteristas, ladrones, trileros, prostitutas, mendigos, mafiosos y demás se unen para dar caza al asesino y acabar con la presión policial. Entre medias, conceptos como seguridad o justicia se disuelven en un caos de intereses particulares, miedos y presiones sociales y políticas... no faltan las connotaciones sobre el nazismo emergente (el ejército de maleantes que decide hacer justicia responde al llamamiento social por interés puramente egocéntrico, su lider no es más que otro asesino que aprovecha la coyuntura para montar una parodia de la verdadera justicia)...
A parte de su complejidad narrativa, sorprende también la complejidad técnica y artística y el visionario uso de la banda sonora en una película que apenas estaba saliendo de la época silente. Tenemos acciones paralelas encadenadas por simetrías conceptuales o en la posición de los actores (reunión de la policía-reunión de los lideres de los gremios de malenates), flashbacks puntuales acerca de la labor policial que alternan la reacción de la gente de a pie con las pesquisas de los sabuesos, montajes en corto, picados, contrapicados e incluso planos secuencia portentosos como la presentación del cuartel de los mendigos.
Obra de visión obligada, tan importante para el medio y tan visionaria como
Ciudadano Kane.