Buck.- Llevo toda mi vida soñando con un buen pellizco. Cómo me lo voy a pasar. Sí, voy a ir al Carnaval, voy a ir a Las Vegas... Y siempre con dinero en el bolsillo para llevarme a las mejores zorras ¿me comprendes? Te digo que me he pasado casi todas las noches de mi vida soñando con vivir así.
Manny.- ¿Soñando? Soñando. Imbécil. Tú no vas a hacer nada de eso. Yo te voy a decir lo que harás. Te buscarás un trabajo, eso es lo que harás, buscarte un trabajo. Un trabajo pequeño donde acepten a un preso. Como lavar platos en una cafetería, o limpiar los wáteres. Y te agarrarás a ese trabajo como si fuese oro, porque te digo que es oro. Sí, muchacho, sí, es oro, ¿estás escuchándome? Y cuando el dueño vaya donde tú al final del día a ver cómo has hecho el trabajo, tú no le mirarás a la cara. Mirarás al suelo. Evitarás así ver el miedo en sus ojos y se te quitarán las ganas de cogerlo por el cuello y machacarlo contra el suelo, mientras chilla y suplica por su vida. Así que mirarás al suelo, chaval. Pon atención a lo que te digo, no me jodas. Y entonces mirará a su alrededor a ver qué tal lo has hecho y te dirá: “Oh, te has dejado una manchita aquí, ¿está limpio eso de ahí? ¿es que no has visto esta pequeña mancha?” Y tendrás que tragarte toda tu rabia y limpiar la pequeña mancha. Y la otra manchita, hasta que esté todo limpio como una patena. Y el viernes te dará tu paga en un cheque. Si eres capaz de eso, si eres capaz de hacer eso, podrás ser presidente de la mayor compañía. Si eres capaz.
Buck.- No, Manny, no. Lo que propones es basura. Para eso estoy mejor en la cárcel.
Manny.- Pues es una pena, chaval, una pena...
Buck.- ¿Harías tú esa basura?
Manny.- Si yo pudiera... Ojalá pudiera...