Sevilla: otra vez al revés que Jaén: Sevilla tiene famosos pueblos como Carmona y alrededores que poco tienen que ofrecer, más allá de una maraña de calles blancas y estrechas (más vistas que el tebeo en otros bonitos enclaves)..., o un conjunto histórico-artístico pobre pero muy bien vendido. De nuevo, se come repugnamente (esto en toda la provincia que yo caté, incluido ciudad), pero todo eso da igual...QUÉ CIUDAD, SEÑORES. La ciudad es algo para enmarcar: El parque María Luisa, La plaza de España, la Giralda, sus gentes con el punto justo de andaluz, sus costumbres tan ozú puestas donde no molesten al que no quiera, la catedral, torre del oro y un etcétera que me dejó boquiabierto. Además, es una de esas ciudades donde las páginas que no vienen en la guía siguen siendo igual de maravillosas. Sin duda, la capital del sur por antonomasia, sin necesidad de playas y sin necesidad de vender humo, porque no hay más que ir a verla.
Eso sí (esto en todo el sur), terminé (y empecé) asqueado con las procesiones. Lo veo un concepto tan artrítico como los toros, pero sin sangre. Y es que las figuras no son ni animatronics, joder...¿entonces a qué...?