Hasta hace poco, no era legal ni ilegal; la legislación no consideraba delictiva la oferta y demanda de relaciones sexuales entre adultos, aunque si que consideraba (y considera) delito la inducción a la prostitución o el lucramiento abusivo sobre ella (a los chulos, vamos) Por otra parte, tampoco existía una regulación legal sobre el asunto, así que el tema estaba en tierra de nadie.
Hace poco el Tribunal Superior de Galicia dictaminó que las putas son trabajadoras "por cuenta propia", con lo cual es probable que tengan que empezar a cotizar a la seguridad social como autónomas.
A mi me jode mucho la hipocresía que rodea este tema y los remilgos políticamente correctos; no podemos hacer como Ana Botella, que paralizó todo un proyecto de la alcaldía de Madrid para regularizar la situación de las prostitutas y darles atención médica diciendo que "eso no existía" o que "de eso no se hablaba". Eso existe, y de eso hay que hablar... es como el tema de las drogas: aquí nadie consume cocaina ni marihuana (por poner las dos drogas ilegales más comunes), pero resulta que son el tercer mercado más rentable DEL MUNDO. Y la prostitución es EL SEGUNDO.