Lerink
The Finch Man
No hay tema de este señor, ¿no? Hoy me apetece cagarme un poco en una vaca sagrada, porque cebarse con los culoblandos empieza a ser muy monótono y hay que fortalecer un poquito los músculos, salir más y hacer ejercicio.
Godard. El ensayita. El renovador. El apellido que es sinónimo de CINE. Hijo de nadie, padre de todos. No creo que haya alguien a quien no le suene. Director por excelencia. Vamos a ponerlo un momento contra la pared, ojos vendados y cigarrito en la boca. Vamos a disparar balas de fogueo, solo para comprobar si sangra o como inmortal que es, solo se ríe para dentro.
Este señor no puede debutar mejor, con tres películas inmortales: "Al final de la escapada" (1960), "Une femme est une femme" (1961) y "Vivir su vida" (1962). Aquí hay un grande, podemos decir. Llega "El desprecio" (1963) y pequeños atisbos de metaficción, de ensayo fílmico superan a lo que entonces era formalismo ¡pero que formalismo más bueno! Aceptamos barco y "El soldadito" y "Banda aparte" entran muy bien, con su tono juguetón pero nunca ligero. "Alphaville" es un pequeño clásico, donde su discurso entra de lleno en el género, el noir y la ciencia ficción antes de "Terminator" y "Blade Runner", donde puede dejar que sus propuestas tomen forma de fantasía tecnócrata, de pequeño cuento orwelliano.
Y llega "Pierrot el loco", una locura, un desfase, un "de aquí no sales vivo". Explosión de color (en más de un sentido), desvarío pop, catarsis de la secuencia incoherente. Un capricho, un placer culpable. Lo aceptamos...
... pero hombre, que es esto, "La chinoise" y "Weekend". No, hombre, no. ¿Pretendes ser paródico o de verdad te crees eso? no menosprecies tanto tus ideas como para exponerlas de forma tan inadecuada, tan fuera de tono, tan ridiculamente provocativo; como un niño que pretende hacer ver a todos que sus zapatillas nuevas son nuevas. A godard ya no le llega el cine, tiene que ser algo más, tiene que ser la conciencia, los sentidos, absorver todo y devorarlo, y por si alguien no se ha enterado, allí está él, omnipresente demiurgo que señala con neones azules, rojos y blancos ¡como Francia, como el Imperio! la fuerza desbocada que como Hulk cinematográfico se ha empeñado en mostrar.
Menos mal que está "Sympathy for the devil" un pequeño respiro de realidad antes de caer en el grupo Dziga Vertóv, esta hipnosis colectiva, ese seppuku como creador, ese renunciar a todo, a darse la espalda incluso a si mismo, a convertirse en una bestia de dos espaldas. La masturbación, el noble arte del solitario, pero solo con una turba de nombres.
"Todo va bien" saca al exterior la cabeza de ese océano de cine-ojo social. Dice aquí estoy yo con la fuerza para hacerse notar, por soñar con otro Godard, un Godard que no hace de sus ideas contenido, ni de su contenido forma, ni de su forma ideas. Un Godard equilibrista que sabe funcionar dentro de todos nosotros, en lugar de violar cuerpos sin vida, catatónicos por metralletas de imágenes.
Todo va bien, pero no, y aunque "yo te saludo, María" Godard no es ya Godard, es la imagen de Godard, es su propia voz en off, ha saltado del fotograma y se ha colado entre la pantalla y el proyector, como una mota de polvo que flota en el haz de luz. Atrapado, insignificante, a gusto.
"El rey Lear" es esa mota de polvo, que sueña que le crecen alas y se hace pájaro, se hace paloma porque es Paz, pero también rata del aire. Trae consigo una corrosiva cagarruta y la deja caer sobre gente que ya no usa sombrero.
Y el "Elogio del amor" le devuelve el elogio de la gente. Vuelve no Godard, si no El Godard. Porque ya no hay otro. Un Godard que puede permitirse equipararse a la cantina de seguidores e imitadores que aún no han salido de las tipografías de colores, del corte abrupto como gesto genial, de epater le bourgeois. La lucha de clases, cuando las clases son un estado mental, se convierte en lucha de telépatas, que hablan sin mover los labios y se dicen todo. Y cuando te giras, le miras con cariño y te deletran "f-u-c-k y-o-u" entre esputos.
Suena una fanfarria, es "Notre musique" y de repente, la mirada es otra. El amor es sustituido por la guerra, y la cámara se pone a ras del suelo. No es el origen ni un retroceso a este, pero es un comienzo. ¿O es un espejismo? "Film Socialisme" dice que la vieja guardia nunca muere, que para algo se ha hecho vieja, experimentada, superviviente. Se aferra con uñas y dientes que han crecido hasta ser colmillos y garras, esperemos que eso no signifique que nos van a dar una coz.
YouTube - FILM SOCIALISME JL. GODARD TRAILER 1
Ave Godard. Anticlásico en vida.

Godard. El ensayita. El renovador. El apellido que es sinónimo de CINE. Hijo de nadie, padre de todos. No creo que haya alguien a quien no le suene. Director por excelencia. Vamos a ponerlo un momento contra la pared, ojos vendados y cigarrito en la boca. Vamos a disparar balas de fogueo, solo para comprobar si sangra o como inmortal que es, solo se ríe para dentro.
Este señor no puede debutar mejor, con tres películas inmortales: "Al final de la escapada" (1960), "Une femme est une femme" (1961) y "Vivir su vida" (1962). Aquí hay un grande, podemos decir. Llega "El desprecio" (1963) y pequeños atisbos de metaficción, de ensayo fílmico superan a lo que entonces era formalismo ¡pero que formalismo más bueno! Aceptamos barco y "El soldadito" y "Banda aparte" entran muy bien, con su tono juguetón pero nunca ligero. "Alphaville" es un pequeño clásico, donde su discurso entra de lleno en el género, el noir y la ciencia ficción antes de "Terminator" y "Blade Runner", donde puede dejar que sus propuestas tomen forma de fantasía tecnócrata, de pequeño cuento orwelliano.
Y llega "Pierrot el loco", una locura, un desfase, un "de aquí no sales vivo". Explosión de color (en más de un sentido), desvarío pop, catarsis de la secuencia incoherente. Un capricho, un placer culpable. Lo aceptamos...
... pero hombre, que es esto, "La chinoise" y "Weekend". No, hombre, no. ¿Pretendes ser paródico o de verdad te crees eso? no menosprecies tanto tus ideas como para exponerlas de forma tan inadecuada, tan fuera de tono, tan ridiculamente provocativo; como un niño que pretende hacer ver a todos que sus zapatillas nuevas son nuevas. A godard ya no le llega el cine, tiene que ser algo más, tiene que ser la conciencia, los sentidos, absorver todo y devorarlo, y por si alguien no se ha enterado, allí está él, omnipresente demiurgo que señala con neones azules, rojos y blancos ¡como Francia, como el Imperio! la fuerza desbocada que como Hulk cinematográfico se ha empeñado en mostrar.
Menos mal que está "Sympathy for the devil" un pequeño respiro de realidad antes de caer en el grupo Dziga Vertóv, esta hipnosis colectiva, ese seppuku como creador, ese renunciar a todo, a darse la espalda incluso a si mismo, a convertirse en una bestia de dos espaldas. La masturbación, el noble arte del solitario, pero solo con una turba de nombres.
"Todo va bien" saca al exterior la cabeza de ese océano de cine-ojo social. Dice aquí estoy yo con la fuerza para hacerse notar, por soñar con otro Godard, un Godard que no hace de sus ideas contenido, ni de su contenido forma, ni de su forma ideas. Un Godard equilibrista que sabe funcionar dentro de todos nosotros, en lugar de violar cuerpos sin vida, catatónicos por metralletas de imágenes.
Todo va bien, pero no, y aunque "yo te saludo, María" Godard no es ya Godard, es la imagen de Godard, es su propia voz en off, ha saltado del fotograma y se ha colado entre la pantalla y el proyector, como una mota de polvo que flota en el haz de luz. Atrapado, insignificante, a gusto.
"El rey Lear" es esa mota de polvo, que sueña que le crecen alas y se hace pájaro, se hace paloma porque es Paz, pero también rata del aire. Trae consigo una corrosiva cagarruta y la deja caer sobre gente que ya no usa sombrero.
Y el "Elogio del amor" le devuelve el elogio de la gente. Vuelve no Godard, si no El Godard. Porque ya no hay otro. Un Godard que puede permitirse equipararse a la cantina de seguidores e imitadores que aún no han salido de las tipografías de colores, del corte abrupto como gesto genial, de epater le bourgeois. La lucha de clases, cuando las clases son un estado mental, se convierte en lucha de telépatas, que hablan sin mover los labios y se dicen todo. Y cuando te giras, le miras con cariño y te deletran "f-u-c-k y-o-u" entre esputos.
Suena una fanfarria, es "Notre musique" y de repente, la mirada es otra. El amor es sustituido por la guerra, y la cámara se pone a ras del suelo. No es el origen ni un retroceso a este, pero es un comienzo. ¿O es un espejismo? "Film Socialisme" dice que la vieja guardia nunca muere, que para algo se ha hecho vieja, experimentada, superviviente. Se aferra con uñas y dientes que han crecido hasta ser colmillos y garras, esperemos que eso no signifique que nos van a dar una coz.
YouTube - FILM SOCIALISME JL. GODARD TRAILER 1
Ave Godard. Anticlásico en vida.