Jean-Luc Godard | NosoloHD

Jean-Luc Godard

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The Finch Man
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San Francisco
No hay tema de este señor, ¿no? Hoy me apetece cagarme un poco en una vaca sagrada, porque cebarse con los culoblandos empieza a ser muy monótono y hay que fortalecer un poquito los músculos, salir más y hacer ejercicio.

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Godard. El ensayita. El renovador. El apellido que es sinónimo de CINE. Hijo de nadie, padre de todos. No creo que haya alguien a quien no le suene. Director por excelencia. Vamos a ponerlo un momento contra la pared, ojos vendados y cigarrito en la boca. Vamos a disparar balas de fogueo, solo para comprobar si sangra o como inmortal que es, solo se ríe para dentro.

Este señor no puede debutar mejor, con tres películas inmortales: "Al final de la escapada" (1960), "Une femme est une femme" (1961) y "Vivir su vida" (1962). Aquí hay un grande, podemos decir. Llega "El desprecio" (1963) y pequeños atisbos de metaficción, de ensayo fílmico superan a lo que entonces era formalismo ¡pero que formalismo más bueno! Aceptamos barco y "El soldadito" y "Banda aparte" entran muy bien, con su tono juguetón pero nunca ligero. "Alphaville" es un pequeño clásico, donde su discurso entra de lleno en el género, el noir y la ciencia ficción antes de "Terminator" y "Blade Runner", donde puede dejar que sus propuestas tomen forma de fantasía tecnócrata, de pequeño cuento orwelliano.

Y llega "Pierrot el loco", una locura, un desfase, un "de aquí no sales vivo". Explosión de color (en más de un sentido), desvarío pop, catarsis de la secuencia incoherente. Un capricho, un placer culpable. Lo aceptamos...

... pero hombre, que es esto, "La chinoise" y "Weekend". No, hombre, no. ¿Pretendes ser paródico o de verdad te crees eso? no menosprecies tanto tus ideas como para exponerlas de forma tan inadecuada, tan fuera de tono, tan ridiculamente provocativo; como un niño que pretende hacer ver a todos que sus zapatillas nuevas son nuevas. A godard ya no le llega el cine, tiene que ser algo más, tiene que ser la conciencia, los sentidos, absorver todo y devorarlo, y por si alguien no se ha enterado, allí está él, omnipresente demiurgo que señala con neones azules, rojos y blancos ¡como Francia, como el Imperio! la fuerza desbocada que como Hulk cinematográfico se ha empeñado en mostrar.

Menos mal que está "Sympathy for the devil" un pequeño respiro de realidad antes de caer en el grupo Dziga Vertóv, esta hipnosis colectiva, ese seppuku como creador, ese renunciar a todo, a darse la espalda incluso a si mismo, a convertirse en una bestia de dos espaldas. La masturbación, el noble arte del solitario, pero solo con una turba de nombres.

"Todo va bien" saca al exterior la cabeza de ese océano de cine-ojo social. Dice aquí estoy yo con la fuerza para hacerse notar, por soñar con otro Godard, un Godard que no hace de sus ideas contenido, ni de su contenido forma, ni de su forma ideas. Un Godard equilibrista que sabe funcionar dentro de todos nosotros, en lugar de violar cuerpos sin vida, catatónicos por metralletas de imágenes.

Todo va bien, pero no, y aunque "yo te saludo, María" Godard no es ya Godard, es la imagen de Godard, es su propia voz en off, ha saltado del fotograma y se ha colado entre la pantalla y el proyector, como una mota de polvo que flota en el haz de luz. Atrapado, insignificante, a gusto.

"El rey Lear" es esa mota de polvo, que sueña que le crecen alas y se hace pájaro, se hace paloma porque es Paz, pero también rata del aire. Trae consigo una corrosiva cagarruta y la deja caer sobre gente que ya no usa sombrero.

Y el "Elogio del amor" le devuelve el elogio de la gente. Vuelve no Godard, si no El Godard. Porque ya no hay otro. Un Godard que puede permitirse equipararse a la cantina de seguidores e imitadores que aún no han salido de las tipografías de colores, del corte abrupto como gesto genial, de epater le bourgeois. La lucha de clases, cuando las clases son un estado mental, se convierte en lucha de telépatas, que hablan sin mover los labios y se dicen todo. Y cuando te giras, le miras con cariño y te deletran "f-u-c-k y-o-u" entre esputos.

Suena una fanfarria, es "Notre musique" y de repente, la mirada es otra. El amor es sustituido por la guerra, y la cámara se pone a ras del suelo. No es el origen ni un retroceso a este, pero es un comienzo. ¿O es un espejismo? "Film Socialisme" dice que la vieja guardia nunca muere, que para algo se ha hecho vieja, experimentada, superviviente. Se aferra con uñas y dientes que han crecido hasta ser colmillos y garras, esperemos que eso no signifique que nos van a dar una coz.

YouTube - FILM SOCIALISME JL. GODARD TRAILER 1

Ave Godard. Anticlásico en vida.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Y soltada esta parrafada... ¡aún no me he visto "Historie(s) du cinema"! tengo miedo... :lloro
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Yo sólo he visto "Al final de la escapada" y "Banda aparte".

La primera me gustó mucho pero tengo que revisionar... la tengo difusa. La segunda es la polla, una locurilla deliciosa.

Algún día me pondré en serio con él...
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

A mi también me gusta más "Banda aparte" que la seminal "Al final de la escapada", la veo mucho más integra y me encantan las interrupciones de la voz en off y el desarrollo de personajes, convenientemente más simpáticos. Pero tampoco me disgusta en absoluto su ópera prima, que pese a tener un ritmo irregular, está muy llena de vida... algo que precisamente me falta en muchos de sus trabajos posteriores.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Probablemente es el directo al que le tengo más pereza. No me atrae lo más mínimo su experimentación. He visto dos o tres, y aparte del peliculón que es Al final de la escapada, por muchos motivos, el resto no termina de atraerme. Es como si supiera del cabreo que me voy a agarrar y quisiera evitármelo. Quiero ver lo más accesible, o lo menos cabreante... a ver si este hilo induce a ello.

Lo mejor que ha hecho en la vida es esto, sin ninguna duda.
YouTube - Monty Python Season 2 Episode 10 the beginning
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Veo que pones bien sus primeras películas, me pondré sin falta con ellas.

Yo sólo he visto El desprecio, y me pareció demasiado conscientemente reflexiva y con un ansia desmedida por trascender, más allá de mostrar el deterioro de una relación de pareja, tema siempre interesante, pero con unas reflexiones? sobre el cine que se me escapan. Aún así tiene una fotografía exquisita, una música preciosa y algún que otro momento muy logrado.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

En este post hace falta Seoman, qué duda cabe.

Banda aparte me encanta, con sus juegos narrativos a tres bandas y tono medio cómico medio seco...
A Alphaville no terminé de pillarle bien el punto pero me hipnotiza su atmósfera de género negro y ciencia ficción controladora.
Y Al final de la escapada tendría que revisarla, porque la vi hace demasiado tiempo y recuerdo bastante poco.

Creo que esas tres son todas las de Godard que he visto, no sé si me dejo alguna.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Un brasas, el Rosales de su época, salvo un poco la de Belmondo kinki.

Simpathy for the Devil? ufffffffffffff....No me extraña que los Stones no le hablaran más.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Pues las Histoire(s) quizás sean lo más importante que le ha pasado al cine desde, desde... Al final de la escapada.

Es curiosa esa fama de brasas que se le suele adjudicar al suizo, cuando todas y cada una de las etapas de su carrera no están exentas en ningún momento de sorna, ironía e incluso diversión desnuda e intrascendente.

Y para el repaso no se dejen fuera esta obra maestraza de 2'15'' que es Je vous salue, Sarajevo:

YouTube - Je Vous Salue, Sarajevo
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Nah, el alumno supera al maestro:

http://tinyurl.com/2yjfbq

:juas

El problema del sentido del humor de Godard es que es un humor relamido e intelectual en el peor sentido de la palabra. Godard busca a un público que tiene que conocer referentes para entenderle, lo cual no está mal, pero lleva a una actitud elitista, ecléptica que no hace más que excluir. Cuando en "weekend" Godard escribe en la pantalla "tótem y tabú" lo hace evocando al libro de Freud, y esperando que el espectador no solo lo haya leído, si no que lo recuerde. De otra manera, esas dos palabras carecen de sentido.

Es un chiste que no se entiende. Seguirá siendo humor pero... menuda gracia. :|
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Pero creo que eso no impide en ningún momento disfrutarla (las Histoire(s) son un palimpsesto continuo e inabarcable, pero no por ello menos subyugantes).

De hecho, Week End es de las más graciosonas. Y no ya sólo por el plano secuencia de atasco, que parecen viñetas de Franquin, el desparrame de accidentes automovilísticos o el final caníbal, sino también:

- Jean-Pierre Léaud cantando.
- El larguísimo plano secuencia circular en la granja con el piano... que creo recordar que llega a dar dos vueltas!!

Sobre Serra, nunca le he visto la gracia a sus cortos-cuchufleta, y mira que en los largos me apasiona.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Coño, es FredFregonas... ¡SIGUE VIVO!
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Es que Serra si es cómico en sus largos, pero es una comicidad con los pies en la tierra. Luego ya él mismo es un bufón (en el mejor sentido) y cada vez que lo he cruzado me lo he pasado grande con sus respuestas de Dalí rock star..

En cambio, si bien es cierto lo que señalas (muy bien visto lo de Franquin) no puedo evitar tener la sensación de que algunas secuencias de la película son burlonas en el peor sentido, en el de la astracanada.

Cuando queman al personaje imaginario, y ella dice "pero ¿porque llora? ¿acaso no somos nosotros poco más que eso?" hay un elemento discursivo que está siendo subrayado, que está gritando su propia importancia. Como dejar las proclamas marxistas en off mientras filma una violación... no se diferencia en mucho de aquel otro corto de Serra, el de "Fiasco". Es un ejercicio tan básico, una forma de escandalizar tan condenamente fácil, que no le veo mérito alguno, si no cierta prepotencia.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

ante un post tan totalizador como el que inicia el hilo y con el que estoy bastante de acuerdo poco más se puede decir.
yo no lo veo tan vaca sagrada, salvo en el recuerdo, aunque siempre he expresado mis reservas con su obra del sesentayochismo-avanti.

para mi el maoismo es el punto de inflexión que vuelve idiota a JLG... como a tanta gente en la época, dicho sea de paso, aunque la mayoría recuperaron la razón.
ya decía no recuerdo quien que JLG nunca había visto a un obrero en persona en la vida :lol
a mi hasta Pierrot me gusta, especialmente por Belmondo que me parece un crack, pero creo que cualquiera puede salvar la obra del primer lustro desde A Bout; toda su obra primeriza destila una libertad y unas ganas que solo pueden producir empatía, el resto destila una mirada por encima del hombro solo para complices.
aunque no he visto ni de lejos su obra entera.

las Histoire(s) como teoria están muy bien, una historia de metacinefilia, recuerdo, homenaje, etc... el problema es su exceso, y no solo por la doble o triple narración simultanea en tipografia azul, ¿roja?, vocal... :sudor sino por la densidad del texto, soporifera cunado dejaba de ofrecer imagenes ajenas.

y ya el proyecto paralelo Dziga Vertov, que he visto entero es absolutamente insoportable, una panda de niñatos (al menos se comportan como tales) jugando al terrorismo cinematográfico y envejeciendo enseguida... aunque hoy vale como documento histórico fundamental de la TONTUNA que se instaló en cierta Europa a finales de los 60.
los grupos Medvedkine de Marker al menos no tenían esas infulas y eran mucho más analíticos, creo yo.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Le Mepris (1963) Jean-Luc Godard

Juego de Meta-cine, experimento formal, o como quiera llamarse en el que se entra o no, si te pasa lo primero ya estás jodido. Lo que más me moló es poder ver la cineccita de principios de los 60 por fuera de los estudios, y los bastidores de las salas de proyección, así como todos los tejemanejes de la industria de aquel entonces que contemplaba la falsa historia de un rodaje de la Odisea a manos de Frizt Lang. Veo mucha composición de planos que ha calado posteriormente en el tiempo, los más obvios Tarantino y Wes Anderson. Hay un tramo central en un piso del Piccoli y la Bardot encerrados dandose de hostias que me recordó mucho a la última Vigalondada. Por cierto hay bastantes planos gluteales de la rubia que siempre son un aliciente más.

Planaco:

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Respuesta: Jean-Luc Godard

¿pero te ha gustado o qué? ay estas críticas abstractas y meta- :juas

a mí me pareció un peñazo onanista, como tanto JLG pero sin interactividad para con el espectador en este caso, eso sí, inolvidables el culazo de BB -aunque ya se estaba afeando de cara- y el score de Delerue, especialmente su famoso tema central, que sensibilidad y que poco conocido a veces este genio musical.
 
Respuesta: Jean-Luc Godard

Me ha hecho cierta gracia como piedra Roseta de cierta composición de planos y experimento formal autoconsciente. Efectivamente la Bardot debería tener la cara como el culo, saldría ganando.

El temazo de Deleure, tapando dialogos en un alarde de chabacanería acojonante, lo usó también Scorsese en Casino en varias secuencias.
 
Vivir su vida

Nana (Anna Karina), es una joven que se encuentra en una mala situación económica y personal, por lo que debe recurrir a la prostitución para poder sobrevivir.

Un Godard más reflexivo y menos provocador, pero siempre rupturista y experimentador con las convenciones del medio, es lo que nos encontramos en esta verdadera declaración de amor hacia Anna Karina, musa absoluta del franchute y personaje central de esta película, que supone un retrato múltiple de su existencia y un viaje hacia su más íntima condición, a través de doce capítulos inconexos. Relato libre, más o menos lineal, donde el protagonista de nuevo vuelve a ser el propio Godard como demiurgo entre el espectador y las imágenes; todo un ensayo sobre el cine y la vida, así como objeto inagotable de discusión intelectual por las ideas que arroja. Vida y ficción son todo lo mismo, la muerte de Nana es la muerte del cine, tal y como el arte vampiriza la belleza de las cosas en “El retrato oval” de Poe.

En la primera escena vemos a los actores de espaldas, otras veces permanecen en el centro del plano o bien se mueve la cámara, en cualquier caso, no existe plano/contraplano. A partir del esquemático y algo sentimental argumento, se integran estilos y formatos; reportaje, documental, entrevista, incluso cine dentro de cine, con metraje integrado de “La pasión de Juana de Arco” en una escena cautivadora, dos iconos enfrentados en un juego de miradas. A veces, la imagen y la palabra constituyen dos discursos paralelos (travelling de la tienda de discos), las conversaciones y el empleo de la música evocan lo fan que es Tarantino de éste hombre. Referencias literarias ya desde el propio nombre de nuestra heroína, igual que el de la novela de Émile Zola, o fílmicas, con los cines abarrotados por “Jules y Jim”.

Genial (y posiblemente pedante) modernez, o un título cargado de desencanto y melancolía, pese a la naturaleza a veces distante y en exceso consciente e intelectualizada del cine de Godard.
 
Scénario du film Passion (Jean-Luc Godard, 1982)

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Probablemente la mejor pieza sobre el acto de la creación cinematográfica, desde la misma pantalla en blanco que permanece en frente de Godard a lo largo de todo el metraje. Bajo el pretexto de un making-of del fantástico filme del mismo año, Godard nos adentra en todo el proceso de búsqueda de imágenes y sonidos a lo largo de cincuenta y cuatro minutos bellísimos, de una franqueza avasalladora y con un director que por una vez deja de lado la retórica y los (deliciosos) juegos de palabras para ser lo más directo y claro posible, sin olvidarse del adorno poético.

Como es habitual en Godard, intenta llegar a la fuente de los asuntos, remontándose a los primeros años del cine, donde no existía el guión en el proceso creativo y este se tuvo que introducir a posteriori por una mera cuestión económica. Así el cineasta insiste en que necesita ver antes de escribir: para él lo importante son las imágenes, que deben estar basadas en algo real, una emoción que haya pensado/vivido con anterioridad (atención a la visita a la fábrica de obreros para captar los gestos que introduciría posteriormente en el personaje de Isabelle Huppert). Se profundiza en la cuestión del amor y el trabajo íntimamente ligados que articulaba Passion, los nueve meses que tarda en dar a luz a una película relacionándolos con el propio proceso de dar a luz a un recién nacido (concepto que ha repetido en otras ocasiones). Es así como a través del blanco y del negro, de lo finito y de lo infinito, nos damos cuenta de que Godard, como cualquier director consciente de su trabajo, juega con los tiempos, espacios, ritmos, huecos entre los personajes que habitan sus planos, los colores, la música como herramienta que haga ver lo real que la imagen a veces nos oculta. Y todo esto, como decía, a través de un estilo simple, directo, poético e inusual, pues pocas veces se ha visto una pieza tan esclarecedora y sincera sobre lo que significa crear una película.
 
Última edición:
Estoy viendo/repasando su filmografía, voy por 1965 y, a falta de volver a ver Vivre sa vie (1962) y Bande a part (1964) que ya me gustaron mucho en su día, me parecen 5 años de una explosión de talento, de ideas, de frescura, en definitiva, de puro cine como pocas veces se ha concentrado en tan poco espacio de tiempo, además es un cine revolucionario en sus formas y diferente, sí, pero, contrariamente a lo que se suele decir, es totalmente accesible y nada elitista hasta aquí, cine de género (noir, bélico, espías, sci-fi, musical, ...) que usa como excusa para recrearse en deconstrucciones, digresiones, personajes, ideas, localizaciones, experimentos de dirección y, sobre todo, imágenes que le interesan (y mujeres guapísimas, claro).

A bout de souffle (1960) tiene un esqueleto de puro noir serie b americano bañado por un poso existencialista de huida hacia adelante a tumba abierta, por el camino Jean Seberg, París, los Campos Elíseos, Jean Seberg y Jean Seberg, o sea belleza y verdad, que es lo que le fascinaba del cine cuando escribía. El grueso de la película, la relación entre Belmondo y Seberg, va casi aparte de la trama principal y la importancia de ella es tan grande que se llega a apropiar de esa trama. Fascinación.

Une femme est une femme (1961) es pura felicidad, un amago de comedia musical que, intencionadamente, nunca acaba de serlo, un Godard volcado que disfruta del género más festivo del Hollywood clásico y quiere que lo hagamos con él, con el uso del scope y del color, con gags de comedia loca, pero lo hace todo continuando lo que creó en su primera película.

Le petit soldat (1963) es una película de espías que se dedica (aparte de recrearnos la vista con la ciudad de Ginebra y su lago Leman) a refutar a los espías y a confrontarlos con la libertad individual y el humanismo, un canto romántico al amor, pese a sus múltiples digresiones y su infinita libertad es una película que se toma en serio y ya tiene carga política (se censuró su estreno 3 años al tratar el tema de la guerra de Argelia).

Todo lo contrario (lo de tomarse en serio) que Les carabiniers (1963), pura sátira bélica, divertida por una parte y desgarradora por otra, como una mezcla entre Rossellini y los Monty Python, contiene la capacidad de abstracción de un cuento y, a la vez, es una sucesión de sketches/set-pieces, conservando todo ese juego cinéfilo de todas sus películas.

En Le Mepris (1963) el scope y el color esta vez apuntan a una película monumental, quizás la que tiene que rodar Fritz Lang, que contrasta enormemente con el quid de la película, algo que no puede ser más mínimo en escala: la deconstrucción en la intimidad de la Bardot y Piccoli de unas décimas de segundo que lo suponen todo, Godard se saca aquí la obra metacinematográfica definitiva, apoteósica.

Une femme mariee (1964) es otro caramelo, esta vez muy formalista, casi parece una de Hong Sang-soo, un análisis enigmático de las relaciones de una mujer (bellísima Macha Meril) con su marido y su amante, puro misterio lo que quiere para su vida, lo que prefiere, y todo mostrado con fascinantes composiciones de partes de su cuerpo y de cómo se relacionan con el hombre con el que está, tampoco faltan disertaciones filosóficas en una propuesta bastante diferente de todo lo anterior y que apuesta por la distancia y aislamiento emocional de los personajes con respecto al espectador.

Y ya es curioso que Alphaville (1965) sea un manifiesto a favor de las emociones, y lo hace de la manera más insospechada: subvirtiendo un sci-fi/noir alucinado entorno a esta idea, en realidad hay mucho de su visión del mundo, de la reivindicación del arte y la poesía o del miedo a un mundo gobernado por algoritmos, y me parece maravilloso que todo esto surja de una propuesta de género de disfrute total, con prota crepuscularísimo típico del noir, con esa atmósfera negrísima y, encima, el añadido de la imaginería distópica, otro regalo.

No me extraña que Godard se haya tenido que reinventar varias veces, en sus primeros 7 ó 8 años de carrera ya lo hizo todo, todo a lo que puede aspirar un autor en su carrera, bien por él y por el cine que tengamos, al menos, 50 años más de cine suyo a partir de ahí.
 
Pierrot le fou (1965). Auténtica apoteosis del Godard de esta primera etapa, y es que el cabrón tiene buen gusto, en las que probablemente sean sus 2 mejores películas en una mete a Fritz Lang y en esta a Sam Fuller, y Fuller da la clave de la película porque, por mucho que Godard desmonte la narrativa (ver para creer cómo pasa todas las escenas explicativas de la trama noir a toda leche y sincopadas!) o quizás precisamente por ello, la emoción es la protagonista, Belmondo (que está extraordinario en sus 3 colaboraciones con Godard) es realmente emocionante, como se deja llevar por el amor (junto a Anna Karina se comen la pantalla), por la aventura (fantástico cuando le dice "tenemos que dejar la trama de Julio Verne porque tenemos que volver a la novela policíaca"), por el arte y la poesía. Godard deconstruye las fascinantes y fatalistas road movies de pareja y se saca una de las mejores muestras de ese género, puro sense of wonder continuo a base de un estallido bellísimo de color (y scope!), de bosques, del Mediterráneo (qué gran idea escaparse a una playa del Mediterráneo!), esas luces en las conversaciones nocturnas en el coche, esos flirteos con el musical, la coreografía de los coches al final, en fin, es peli de stendhal con un tono loquísimo y delicioso. No hay mejor resumen visual de la película que ese maravilloso póster de Cannes de hace un par de años (en realidad no de un plano de la película sino de una fotografía de una escena que se ve desde mucho más lejos)

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Masculin, femenin (1966). Aquí vuelve el Godard 100% parisino, clásico blanco y negro para rodar, con la excusa de un corto de Guy de Maupassant, algo muy parecido a cine documental, un "aquí y ahora" que muestra a la perfección el caldo de cultivo un par de años antes del famoso mayo. Incluso con sus habituales juegos postmodernos en forma de títulos, de narración fragmentada, de referencias pop, de digresiones, es una película que se acerca a Rohmer en el tratamiento de sus personajes juveniles, en sus dudas amorosas y existenciales, en sus triángulos sentimentales ... Cuidadísima en su puesta en escena, con imágenes bellísimas de bares, de cines, de trenes, en definitiva, otra obra mayor y van ...
 
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