Harkness_666
Son cuatro
Respuesta: Películas que vais viendo en casita
La ciénaga, de Lucrecia Martel
Crónica de la desintegración silenciosa de una familia argentina de clase media-alta. El título es una metáfora del estancamiento y la inmovilidad en que se encuentran las existencias de unos personajes abúlicos y vacíos, cuyas vidas no van a ninguna parte. La cámara registra lo que pasa desapercibido para los protagonistas pero no para el espectador, una realidad en estado de descomposición que acecha tras la aparente monotonía, el tedio y los mezquinos dramas del día a día, de ahí que la comparación con Haneke sea obligatoria.
La narración prescinde de hilo conductor y de conflicto propiamente dicho (o entendido al menos a la manera clásica), y a partir de lo intrascendente da como resultado una sucesión de anécdotas cotidianas, recrea un ambiente viciado e incómodo donde miradas y gestos sugieren aspectos más o menos oscuros de los personajes. Sin apenas concesión al tremendismo o a la truculencia, la directora prefiere no caer en lo fácil, sugieriendo y observando minuciosa y distanciadamente (el agua estancada, la vaca atrapada en el fango, la humedad y el calor constantes), los únicos golpes de efecto tan sólo abren y cierran la película, un poco a modo de paréntesis tras el que nada parece haber cambiado…
Cuando se juega a éste tipo de propuestas suele ocurrir que no se sabe hasta qué punto el aparente estiramiento cae en la reiteración o forma parte de lo que el autor pretende transmitir, y aquí tengo la misma duda. Cine feísta y espeso, realizado en las Américas pese a que podría colar como europeo. Frustrante por necesidad y también atractivo a su manera.
La ciénaga, de Lucrecia Martel
Crónica de la desintegración silenciosa de una familia argentina de clase media-alta. El título es una metáfora del estancamiento y la inmovilidad en que se encuentran las existencias de unos personajes abúlicos y vacíos, cuyas vidas no van a ninguna parte. La cámara registra lo que pasa desapercibido para los protagonistas pero no para el espectador, una realidad en estado de descomposición que acecha tras la aparente monotonía, el tedio y los mezquinos dramas del día a día, de ahí que la comparación con Haneke sea obligatoria.
La narración prescinde de hilo conductor y de conflicto propiamente dicho (o entendido al menos a la manera clásica), y a partir de lo intrascendente da como resultado una sucesión de anécdotas cotidianas, recrea un ambiente viciado e incómodo donde miradas y gestos sugieren aspectos más o menos oscuros de los personajes. Sin apenas concesión al tremendismo o a la truculencia, la directora prefiere no caer en lo fácil, sugieriendo y observando minuciosa y distanciadamente (el agua estancada, la vaca atrapada en el fango, la humedad y el calor constantes), los únicos golpes de efecto tan sólo abren y cierran la película, un poco a modo de paréntesis tras el que nada parece haber cambiado…
Cuando se juega a éste tipo de propuestas suele ocurrir que no se sabe hasta qué punto el aparente estiramiento cae en la reiteración o forma parte de lo que el autor pretende transmitir, y aquí tengo la misma duda. Cine feísta y espeso, realizado en las Américas pese a que podría colar como europeo. Frustrante por necesidad y también atractivo a su manera.