Teniendo en cuenta la notable diferencia que existía, en orden al potencial bélico, entre el Japón y los Aliados en los últimos años de la guerra en el Pacífico, para los japoneses ya estaba bastante claro que su país tendría que afrontar una gravísima crisis, a menos que de una manera u otra lograran hacer intervenir elementos que fueran capaces, por sí solos, de cambiar radicalmente la situación. Así, pues, era muy natural que, en semejantes circunstancias, los combatientes nipones estuvieran dispuestos a sacrificar sus vidas por el emperador y por la patria.
Su patriotismo tenía su origen en la convicción, profundamente arraigada en el ánimo de todos estos hombres, de que la nación, la sociedad e incluso el universo entero se identificaban en la persona del emperador, y por esta causa estaban decididos a sacrificar sus vidas. Por lo que respecta a la cuestión de la vida y de la muerte, la base espiritual de los japoneses, estaba constituida por una absoluta obediencia a la autoridad indiscutible del soberano, incluso, como ya se ha dicho, a costa de la propia vida.
El credo kamikaze
He aquí algunas de las preguntas formuladas por la “Bombardment Investigation Mission” estadounidense después de la guerra, y las respuestas obtenidas de oficiales japoneses supervivientes de la 205ª División aérea, o sea, la División kamikaze. Las preguntas ponen de manifiesto la resistencia de los Aliados a creer que estos ataques fueron efectuados voluntariamente, y en cambio en cada respuesta japonesa se refleja el estupor del interrogado ante esta incredulidad.
La filosofía en la que se funda todo el “credo” de la unidad kamikaze está en completa contradicción con las ideas dominantes en EEUU, donde nada es más precioso que la vida. Según usted, ¿ cómo se explica que las fuerzas japonesas pudieran obligar a tan gran número de pilotos a realizar misiones de ataque suicida de este tipo?
La filosofía kamikaze surgió en un período muy antiguo de la historia del Japón, y en la larga existencia de nuestro país pueden hallarse muchos ejemplos de este tipo. La filosofía fundamental del Japón es la del sacrificio individual por el bien de la patria. Esta filosofía está profundamente arraigada en todos nosotros. En el curso de la guerra en el Pacífico, la situación crítica en la que llegamos a encontrarnos nos indujo a adoptar la idea del ataque kamikaze. Este tipo de ataque, pues, no fue impuesto nunca desde el exterior.
El almirante Onishi se dio cuenta simplemente del sentimiento que animaba a los pilotos japoneses, particularmente a los más jóvenes, sentimiento nacido de manera total y absolutamente espontánea. En la práctica, fue el almirante quién constituyó las unidades kamikaze, pero mucho antes de que él tomase esta iniciativa, los pilotos de combate ya habíamos discutido la idea de efectuar ataques kamikaze durante la batalla de Saipán; sin embargo, el Estado Mayor de la Marina no aprobó entonces la idea.
Estoy firmemente convencido de que la idea del ataque kamikaze nació y se desarrolló de manera absolutamente espontánea en el ánimo combativo de nuestros más jóvenes pilotos.
¿ Qué opina del reclutamiento de los hombres destinados a las unidades kamikaze? ¿ Era forzado o voluntario?
Desde el primero al último hombre el reclutamiento fue siempre voluntario. Incluso se dieron casos en que grupos aéreos completos se ofrecieron para misiones kamikaze, sobre todo al darse cuenta de la difícil situación bélica a que se había llegado en diversos frentes, por ejemplo en el de las islas Filipinas.
¿ Cómo se realizaba el reclutamiento de voluntarios para las unidades kamikaze en el suelo de la patria?
Cuando estuve encargado del reclutamiento de pilotos kamikaze para su adiestramiento en suelo japonés, pude comprobar que, prácticamente, todos los hombres de los diversos grupos aéreos estaban deseosos de participar en aquellas misiones. Algunos de ellos me hicieron llegar expresamente su solemne deseo escrito en sangre, mientras otros me despertaron varias veces por la noche para pedir que les enrolase. A veces, yo mismo me ocupé de seleccionar a los voluntarios, teniendo en cuenta su situación personal o familiar: nunca se aceptó a un piloto que fuera el hijo único de una familia. Pues bien, aún así, tras conocer mi decisión por una carta que su único hijo le había escrito, una madre se dirigió a mi suplicándome que lo aceptase. De estos episodios se puede deducir fácilmente hasta qué punto el carácter del reclutamiento era exclusivamente voluntario.
Basándonos en la mentalidad común de los jóvenes americanos de veinte años de edad, nos es imposible creer en ninguna de estas afirmaciones. ¿ Cómo podían ustedes aceptar la idea de inmolarse en ataques suicidas de este tipo por la patria o por el emperador sin ninguna posibilidad de sobrevivir? ¿ No existía escuela especial para el adoctrinamiento de los jóvenes japoneses destinados a las unidades kamikaze?
No existía ninguna escuela especial de este tipo.
En vuestra calidad de voluntarios para las unidades kamikaze, ¿ cuál era vuestro estado de ánimo?
Los graduados teníamos sólo un año de instrucción militar: por lo tanto, éramos más civiles que militares, nos dábamos cuenta de que la situación bélica era muy precaria y estábamos convencidos de que en aquellas circunstancias el sistema de ataque especial era el mejor. Nos enrolábamos, pues, como voluntarios decididos a sacrificarnos para que el Japón pudiera ganar y para que los más jóvenes pudieran estudiar en mejores condiciones.
¿ Acaso creíais que los pilotos kamikaze realizaban las misiones a fin de que su espíritu reposara en paz y su nombre fuera honrado en el altar nacional de Yasakuni?
(El altar de Yasakuni está consagrado a la memoria de los caídos en el campo de batalla). No era necesario realizar misiones kamikaze para ser honrado en el altar de Yasakuni, puesto que todo hombre caído en combate, cualquiera que sea su grado o su procedencia, es honrado en este altar. Nunca nos movió una idea semejante. La verdadera razón que nos impulsaba a utilizar este tipo de ataques consistía en la enorme diferencia existente entre el potencial productivo de ambos países y en la carencia de métodos de combate alternativos. Así fue cómo llegamos a la conclusión de que el mejor método que podíamos adoptar era el de matar miles de hombres con un solo hombre y hundir un buque de guerra con un solo avión.
¿ Se celebraba alguna clase de ceremonia antes de cada misión especial? ¿ Recibíais instrucciones del almirante? ¿ Escribíais a casa o hacíais testamento?
En el sector de Filipinas, al principio, se celebraba un brindis con el almirante. Pero pronto esto resultó imposible, pues a causa de la difícil situación bélica y del gran número de acciones a realizar ya no quedaba tiempo para ninguna ceremonia. Algunos de nosotros escribíamos a casa y hacíamos testamento; pero lo hacíamos una sola vez, cuando se solicitaba ser enrolados, y no antes de partir para la misión kamikaze.