El motivo de que, si a un niño de dos años lo sientas en una guardería con un conejo y una manzana se comerá la manzana y no al conejo es que el ser humano no tiene instintos carnívoros ni omnívoros. La necesidad de comer productos lácteos y cárnicos es un hábito adquirido, no un instinto. Así que yo os reto: comed los productos que provengan de la tierra. Todos los minerales, nutrientes y vitaminas, proteínas, calcio, hierro, potasio, todo está disponible en su fuente original, antes de que se las hayan comido los animales. ¿Os dais cuenta de que las personas que comen animales lo hacen después de que aquellos hayan comido los alimentos que les ofrece la tierra? Mi propuesta es que dejéis de filtrar vuestros nutrientes en el cuerpo de otros seres. Id directamente a la fuente: frutas, verduras, nueces, semillas, gramíneas, leguminosas… Ninguno de estos alimentos os hará daño, no os provocarán enfermedades y tampoco estaréis dañando a otros seres en el proceso.
Sin embargo, si consumimos algo que camina, vuela o nada, esto es anormal. ¿De dónde creéis que vienen las enfermedades, del brócoli? ¿De los melocotones, las fresas, las manzanas, los pepinos? Si estáis pensando en los raros brotes de e.coli o salmonelosis, tened en cuenta cuál es la única fuente de estas bacterias: la mierda humana y animal. El problema es que los comedores de carne quieren miles de millones de animales para comer, por lo que tenemos que producir a gran escala. Y por favor, tened en cuenta que la cría de miles de millones de animales no tiene nada que ver con dios, ni con la evolución, es solamente un negocio.