Respuesta: El peldañeo
No equivoces Sr. Dussander, los bandos son "culoduros" y "culoblandos" y tu en medio claro.
Sí sí, pero haz las listas a lo limpieza étnica, verás cuánto sindiós
Si ya "en el mismo peldaño" hay discrepancias serias sobre muchos títulos, ¿quién está más capacitado para sentar cátedra sobre los mismos? ¿Dónde está el último peldaño? ¿No habrá siempre un peldaño superior que puede deslegitimar (o lo intente) a cualquier otro por debajo, por muy alto que se crea estar?
Es que si nos ponemos en este plan de cinéfilos de nivel 1 y cinéfilos de nivel 5 no acabamos nunca, porque no existen unos criterios objetivos que nos permitan decir que unos cinéfilos son "de mayor nivel que otros". Por supuesto siempre los va a haber más cultos y más sabios que otros (aunque esto tampoco implica que sepan analizar una película; de poco vale tragarse
2001 dos veces a la semana si lo único que eres capaz de decir de ella es "qué potita son las escenas en el espacio a ritmo de vals"), pero dado que el horizonte del conocimiento es prácticamente infinito, todo el mundo va a tener sus puntos fuertes y sus flaquezas, y hasta al más sabio le quedarán aún cien mil cosas nuevas por descubrir, así que es un callejón sin salida.
Pero no cabe duda que, o se es cinéfilo, o no se es cinéfilo, y la cinefilia implica un querer aprender, un querer profundizar y un querer ampliar horizontes. Afirmar que se es cinéfilo simplemente porque te gusta ver películas es absurdo; ver películas nos gusta a todo el mundo, del mismo modo que a todo el mundo le gusta oír música, pero si todas tus inquietudes musicales se reducen al
hit parade de Los 40, difícilmente podemos considerar a esa persona melómana, ¿no creeis?
Y esto no quiere decir que el cinéfilo sea "mejor" que el no cinéfilo, simplemente que disfruta de la misma disciplina de distinta manera.
En cualquier caso, repito que no creo que se trate de un tema de clasificar a los fanáticos en grupos herméticos correspondientes a peldaños de distintos niveles. Yo me he querido tomar el término acuñado por Magnolia simplemente como indicativo de en qué momento cada uno descubrió que había otro cine y otra manera de disfrutar el mismo ahí fuera. Hay gente que tal vez nunca tuvo que peldañear porque sus padres ya eran muy cinéfilos y le inculcaron al amor por todo tipo de cine desde renacuajos, pero lo más normal es que uno empiece descubriendo lo que por aquí llaman
"cine de marquesinas" y luego vaya ampliando horizontes.